viernes, 19 de septiembre de 2008

VIAJE A RUSIA ( III )

Sin duda alguna, la visita de las ciudades de San Petersburgo y Moscú, han sido el plato fuerte del viaje y como ambas son encantadoras, especialmente San Petersburgo, la sensación final es de satisfacción plena.
No voy a hacer aquí una descripción turística de estas ciudades (podéis ver algunas fotos clicando sobre la imagen del final), para eso es mejor consultar las guías impresas, pero sí me gustaría comentar algunos aspectos que me parecen interesantes.
Hace algo más de 20 años visité estas dos ciudades por primera vez y los cambios que he podido observar son impresionantes; no en los palacios, mu-seos o monumentos, sino en la forma de vida de los rusos.
Recuerdo los supermercados de entonces, con las estanterías totalmente vacías; hoy se puede encontrar de todo y en abundancia.
Recuerdo aquellas largas calles sin apenas escaparates y que no se ilumi-naban por las noches, contrariamente a las grandes e iluminadas vitrinas actuales.
Recuerdo los escasos y vetustos coches "Lada" circulando por las enormes avenidas moscovitas, pobladas hoy por millares de vehículos modernos y con frecuentes atascos.
Recuerdo el "asalto" constante de adultos y niños a los turistas intentando venderles gorros e insignias en casi cada esquina; hoy casi ha desaparecido este fenómeno.
Sin duda el país ha cambiado. Ya poco o casi nada queda de aquel macro-país comunista que se llamaba URSS y que se ha convertido en otro gran país capitalista.
Algunas cosas, sin embargo, siguen más o menos igual. Por ejemplo, siguen circulando gran cantidad de trolebuses; me atrevería a asegurar que muchos son los mismos de hace 20 años; siguen estando en sus garitas las mujeres jubiladas vigilando con el mismo celo que antaño las escaleras del metro, etc.
Quizás lo que más me llama la atención es que, a pesar de todos estos cambios, el carácter del ruso sigue siendo serio, apático, como malhumorado, a veces incluso desagradable en el trato. ¡Qué difícil es verlos sonreir! ¿Serán reminiscencias del pasado? ¿Será por el frío clima? No lo sé; de todas formas justo es decir que no tuvimos ningún problema con ninguno de ellos durante los días que permanecimos allí.

2 comentarios:

Ligia dijo...

A mí también me llamó la atención en San Petersburgo la seriedad y/o tristeza de la gente, y por fuera del Hermitage sí que nos avasallaron para que compráramos caviar ruso. Muy lindas las fotos. Abrazos

Javier dijo...

La clave como muy bien sabes es que trabajan muchas horas para ganar muy poco y al turista lo asocian como a esa persona que le sobra de todo, por eso cuando llegas a un restaurante no es que te pongan mala cara, es que te ignoran y si me apuras te echan la comida a los cubos de basura delante de tus narices en lugar de aprovecharla y servírtela. Te acuerdas??

Un abrazo