Tras publicar mis opiniones sobre este viaje, me he decidido a publicar un resumen del mismo, por si puediera servir de ayuda a algún internauta.
Antes
de comenzar a relatar el “cuaderno de bitácora” de este viaje,
debo aclarar algunos aspectos.
*
El viaje lo hicimos un grupo de 4 personas entre el 11 y 30 de Julio
de 2014 desde Barcelona.
*
Utilizamos un coche de alquiler desde Bangkok hasta Chiang Mai; luego
en avión desde esta ciudad a la zona de playas, concretamente a
Krabi y también en avión desde Krabi a Bangkok para el regreso.
*
Por economizar costos, volamos en dos fases y por tanto con dos
escalas. Barcelona – Roma con Iberia y luego Roma – Bangkok con
Egypt Air con escala en El Cairo. Es preferible pagar un poco más y
hacer una sola escala.
La
mejor forma para recorrer y descubrir el país, es en coche. Las
carreteras están en muy buen estado; la mayoría de las que unen las
principales ciudades de interés (Ayuthaya, Kanchanaburi, Sukhothai,
Chiang Mai, etc) son autovías. Eso sí, hay que tener en cuenta
algunas cosillas: falta señalización vertical; está señalizado y,
por tanto permitido, cambiar de sentido cada pocos Km. pasando del
carril más rápido de ida al más rápido en dirección contraria;
es frecuente encontrar a un lugareño circulando en su moto por el
arcén en sentido contrario. La verdad es que ésto llama la atención
el primer día que se conduce pero como es algo normal allí,
sencillamente se acepta. Es cuestión de aumentar un poco el nivel de
prudencia.
Como
se conduce por la izquierda, lo que tampoco supone ningún problema,
aconsejo alquilar un coche con cambio automático; de esa forma te
olvidas de cambiar las marchas a lo que sí costaría un poco
acostumbrarse.
Otro
consejo es no utilizar el coche en Bangkok. El tráfico es un caos y
los atascos a las horas punta son monumentales. Es preferible
utilizar el Metro, el Skay Train o el Tuk-tuk; el taxi tampoco se
debe utilizar en las horas de mucho tráfico porque te puedes quedar
atascado en cualquier calle.
Hay
muchas empresas de alquiler de coche (Avis, Budget, Europcar, Hertz,
etc). Nosotros, como he dicho, éramos un grupo de cuatro personas y
preferimos no dejar a la vista el equipaje en los desplazamientos
para no “dar malas ideas a nadie” y alquilamos un TOYOTA FORTUNER
con capacidad para 6 pasajeros. La reserva la hicimos por Internet
desde España, a través de la agencia RENTALCARS
(www.rentalcars.com), sin el
más mínimo problema; incluso cualquier duda es posible consultarla
por teléfono antes de empezar el viaje. Recogimos el coche en el
aeropuerto de Suvarnabhumi de Bangkok y lo entregamos en el
aeropuerto de Chiang Mai. Rentalcars es como un intermediario y fue
HERTZ quien nos facilitó el vehículo. Es muy fácil localizar las
oficinas de Hertz en ambos aeropuertos y el personal es sumamente
atento. Por lo que se refiere a los precios, éste fue el sistema más
ventajoso que encontré: por 10 días de alquiler, incluído el GPS,
pagamos 445,75 €. + 75 € de un seguro a todo riesgo que
contratamos “in situ”; total 520,94 €.
Imprescindible
disponer de navegador que se puede complementar con un mapa de
carreteras.
Podría
extenderme mucho más comentando más temas de ayuda, por ejemplo
cómo se utiliza el Metro o el Sky Train, cómo se va del aeropuerto
a la ciudad, cómo se va del aeropuerto internacional al doméstico
de Bangkok, etc. pero sobre estos temas hay cientos de páginas en
internet que informan claramente. En cualquier caso, si algún lector
requiere alguna aclaración, un sencillo E-mail y responderé lo
mejor que pueda.
Todo
el viaje lo organicé yo mismo desde casa a través de Internet:
vuelos, hoteles, coche, itinerario ... El importe final, incluidas
comidas, visitas y demás nos resultó bastante bien de precio: 1.637
Euros.
DÍA
I. (11-07-2014) y DÍA II. (12-07-2014)
Hemos
comenzado nuestro viaje de buena mañana. Nos espera un día de
aviones, aeropuertos, y esperas que se me antojan agotadoras.
A
las 7:30 llegamos al aeropuerto de Barcelona del que a las 8:45
despegaría puntualmente el avión que nos llevaría a Roma. Primera
escala de 4 horas. Reponemos fuerzas y segundo avión, éste de la
compañía Egypt Air que sale con una hora de retraso y que en tres
horas de vuelo nos acerca a El Cairo. ¡Qué frío en este
aeropuerto!; parecía increíble que en el exterior el termómetro
marcara 37º C. Nueva escala, para ser más exactos “escalón” y
a las 22:35 un tercer avión nos conduciría a nuestra meta: Bangkok.
En
las escalas pasamos largo rato luchando contra la técnica moderna:
no conseguimos que funcionara el Wi-Fi en nuestros móviles, a pesar
de la fuerte señal del aeropuerto. Lo dejamos por imposible, con la
esperanza de poder conectarnos en el hotel de Bangkok.
Hemos
llegado a Bangkok después de pasar la noche a bordo (9 horas desde
El Cairo). El tiempo nos ha ganado y hemos perdido 5 horas con
respecto al horario español.
Panorámica de Bangkok.
Sin
problema alguno llegamos al hotel -Hotel Mandarin- y después
de descansar un rato, hacemos la primera toma de contacto con la
ciudad. Al intentar localizar la estación del Metro más próxima,
nos topamos con el primer templo budista que, aunque sencillo, nos da
una idea de los que veremos en los próximos días.
El día no da para más. Estamos cansados del viaje y decidimos cenar algo en el hotel y retirarnos a descansar.
DÍA
III. (13-07-2014) MERCADO CHATUCHAK – MERCADO FLOTANTE –
KLONG – WAT ARUN
El
mercado de Chatuchak es nuestra primera cita con la ciudad, al
que accedimos en Metro. Se trata de un enorme mercado, que sólo abre
los fines de semana y donde se puede encontrar de todo; es algo
similar a un zoco marroquí o turco. Llegamos temprano, sobre las
9:30 y era fácil deambular por los pasillos entre los miles de
puestos de los vendedores pero un par de horas más tarde, un gentío
enorme llenaba estos pasillos, lo que unido al sofocante calor, hacía
incómoda la estancia; o sea, que tras hacer algunas compras,
decidimos abandonar el lugar y acercarnos al barrio Chino (Chinatown)
también en Metro.
Ya
en las proximidades, se nos acercó un amable tailandés que nos
observó consultar el plano y nos aconsejó visitar el “mercado
flotante” que, según él, sólo funciona los domingos en un
“Klong” (canal) del barrio de Thon Buri, canal que teníamos
previsto recorrer mañana. Le hicimos caso y en un “tuc-tuc” que
“casualmente” estaba parado al lado, nos acercamos a un
embarcadero donde negociamos el precio de un “long tail”, típico
barco tailandés, con el que durante casi dos horas recorrimos parte
del río Chao Praya y el “klong” donse se realiza el mercado.
Mercado flotante.
Apenas
dejamos el río y nos adentramos en el canal, el aspecto de la ciudad
cambia por completo. Casas de madera destartaladas construidas a modo
de palafitos a ambas orillas del canal, muestran la vida del otro
Bangkok, que nada tiene que ver con el Bangkok
del comercio, de las
oficinas,
de los rascacielos. Se observa poco menos que miseria en
muchas zonas. Las aguas sucias de canal y sus orillas, dan una imagen
de pobreza y de abandono de los gobernantes de la ciudad para con sus
habitantes.
Damos
un paseo por la zona del mercado donde comimos algunas cosillas de
los puestos callejeros y regresamos a la “civilización”.
Pedimos
al barquero que nos dejase en un embarcadero existente junto al Wat
Arun, uno de los que conformaban nuestra agenda de visitas.
Wat Arún
En
efecto, este templo, conocido también como Templo del Amanecer o
Templo de la Aurora, es uno de los más importantes de Bangkok.
Una verdadera maravilla. Quizas llama más la atención, si cabe, por
ser templos que nada tienen que ver con la cultura y arquitectura
occidentales.
Este
complejo lo integran una gran torre central de 79 m. de altura y 234
m. de circunferencia de la base, extraordinariamente decorada a base
de conchas marinas y de trozos de porcelana que habían servido como
lastre para los barcos que viajaban hasta China. Unos escalones
bastante pronunciados, que incluso producen algo de vértigo, llevan
a las dos terrazas de la torre; la segunda permite ver los 360º de
la gran ciudad. Alrededor de la torre principal, hay otras cuatro
más pequeñas, denominadas Prangs.
Como
la noche empezó a caer, prolongamos nuestra estancia en el lugar
para contemplar el templo iluminado, cuya belleza no desmerece lo más
mínimo de la diurna.
Justo
después de cruzar el río al regresar, comenzó a llover; cosas del
clima tropical. Bajo la lluvia pusimos rumbo hacia el Chinatown en
busca de uno de los restaurantes recomendados en los foros para
cenar. Como la caminata se hacía pesada, un “tuk-tuk” nos acercó
al conocido T&K SEA FOOD, en pleno barrio Chino, donde cenamos a
base de pescado. Tras la cena, en otro popular “tuk-tuk” y aún
bajo la lluvia, nos dirigimos al hotel para poner fin a la jornada.
DÍA
IV. (14-07-2014) BANGKOK: TEMPLOS - CHINATOWN
En
Bangkok hay taxis de todo tipo; algunos llevan taxímetro y cobran lo
que marca el aparato; en otros, el taxista dice que no funciona y
cobra lo que le parece. Por eso, siempre es conveniente acordar el
precio de la carrera antes de subir al taxi o al “tuk-tuk”;
siempre se ha de regatear aunque lo que pidan pueda parecernos
barato.
Así
pues, una vez ajustado el precio, nos dirigimos en taxi hacia otra de
las maravillas de Bangkok: el Gran Palacio Real.
Está emplazado en pleno corazón de la ciudad, junto al rio
Chao Phraya, ocupando una
superficie de 218.400 metros cuadros; los muros que lo rodean
tienen forma de un rectángulo y suman un total de 1.9 kilómetros
de longitud.
Sorprende
del Gran Palacio que no es un único edificio, sino que son varios
los que conforman el complejo: templos, capillas, palacios, puertas y
muros, que fueron añadiéndose sucesivamente durante el paso del
tiempo.
Palacio
Real
En
el interior del Gran Palacio se puede contemplar la mágica
arquitectura tailandesa con sus tejados puntiagudos, tallas y
esculturas de valor incalculable, una réplica de los Templos de
Angkor, etc.
Uno
de los edificios corresponde al singular Wat Phra Kaew o Templo
del Buda Esmeralda, sin duda el templo más importante de
Tailandia. En su interior, sobre un enorme altar de oro, se halla el
Buda Esmeralda, una estatua de 45 cm. de altura, tallada en jade en
el siglo XV. La vestimenta que cubre la imagen se cambia tres veces
al año en una ceremonia presidida por el rey del país. Los cambios
coinciden con los de estación de invierno, verano y época de
lluvias.
Es
impresionante tanto colorido, dragones policromados, Budas dorados...
La vista se recrea contemplando esta amalgama de edificios, tejados
puntiagudos, dragones, colores …
Hemos
de seguir la ruta y nos acercamos al Wat Pho que está muy
próximo al Gran Palacio Real. No es tan extenso como el anterior,
pero es realmente bonito. Ocupa la friolera de 80.000 metros
cuadrados; se le considera el primer monasterio real de la ciudad.
Por el recinto se distribuyen 91 “estupas o chedis”, bajo 70 de
las cuales están las cenizas de la familia real y las de Buda en
otras 21.
También
es destacable el denominado claustro Phra Rabieng, donde se
encuentran algunas de las más de 1.000 estatuas de Buda existentes
en el complejo.
Pero
sin lugar a dudas, este templo es conocido por albergar en su
interior el gran Buda Reclinado; una estatua de 46 m. de largo
y 15 m. de altura. Es sorprendente ver cómo la estatua encaja
perfectamente en el templo, dejando tan solo un pasillo a su
alrededor para poder rodearlo caminando. En los pies tiene
incrustaciones de nácar que representan las 108 vidas anteriores de
Buda. Fue aquí donde nació el masaje tailandés; de hecho, el
complejo alberga una reputada escuela de medicina tradicional y
masaje. Llaman también la atención los 108 cuencos que hay en uno
de los laterales del templo. Por 20 Baths (medio euro) te dan unas
monedas sin valor real para echarlas en dichos cuencos. Es preciso
repartirlas bien, pues sólo recibirás la bendición si echas
monedas en todos los cuencos.
Buda reclinado.
Contemplando
tanta maravilla, las 2 de la tarde llegaron en un santiamén.
Decidimos ir al Chinatown en busca de algún restaurante en la
calle Yaowarat donde, según los foros de viajes, se sirve un buen
“Pato Pekín”. Elegimos el restaurante Cantón House. Nuestro
menú para 4 personas consistió en:
como
entrantes: 1 palo de cangrejo con col china; 2 rollos de primavera;
1 bollo de cerdo barbacoa al vapor; 1 albóndigas de camarón
Plato
principal: Pato Pekín asado.
2
cervezas, 1 sprite; todo ello por 1.040 THB o o que es lo mismo 23,5
€uros aproximadamente.
Recorrimos
después la calle Yaowarat, la arteria principal del barrio
chino. A ambos lados discurren infinidad de callejuelas estrechas,
malolientes, pero con cierto encanto, donde se puede encontrar de
absolutamente de todo. Al caer la noche, que para nosotros es
temprano pues el sol se pone poco después de las 6 de la tarde, los
neones multicolores dan otro aspecto al barrio y sin quererlo te
transportan a la verdadera China. A esta hora aparecen como de la
nada por todas estas callejuelas cientos de puestos callejeros de
comida de todo tipo y el aire huele a carne asada, a barbacoa, a
pescado, a especias, a frutas, incluso a cloaca. La gente camina en
todas direcciones; se para; compra comida que se comen en plena calle
mientras pasean; los tenderos ofrecen sus productos sin agobiar al
posible cliente; el tráfico por la calle principal ….. Es como “un
caos organizado”. Vale la pena pasar unas horas en este
característico barrio de Bangkok.
Estamos
cansados y decidimos volver al hotel con intención de darnos un baño
en la piscina, pero nos quedamos con las ganas porque la cerraban a
las 20 horas. Después de descansar un rato y tomar algo ligerito en
el mismo hotel, pusimos fin a la jornada
DIA
V. (15-07-2014) BANGKOK: TEMPLOS Y TORRE BAIYOQUE
Comenzamos
nuestra andadura del día visitando el Wat Saket y el Monte
Dorado. Se trata de una pequeña colina, hoy protegida de la
erosión por muros de hormigón, conocida como Monte Dorado. Una
escalera de 318 escalones, salpicada de estatuas, pagodas,
vegetación, flores y alguna pequeña cascada, lleva hasta la cima
donde se encuentra un gran “chedi” en forma de campana, que
supuestamente alberga los dientes de Buda. Desde la terraza superior,
hay una bonita panorámica de la ciudad.
Wat
Saket
Seguimos
después hacia el Wat Suthat y el
Columpio gigante.
Este templo fue construido en el siglo XIX para albergar la enorme
estatua de Buda Phra Sri Sakyamuni; una estatua de 8 m. que preside
la sala principal, traída en barco desde Sukhothai, antigua capital
del reinado, bajo la que se supone se encuentran las cenizas del rey
Rama VIII. La pared exterior del
claustro que alberga al Buda está decorada con más de 150 estatuas
más pequeñas de Buda. Frente al templo se encuentra el Columpio
Gigante. En realidad sólo queda la estructura de madera de teca que
se reconstruyó en 2005. La historia de columpio se remonta al
finales del siglo XVIII. Parece ser que este columpio se utilizaba
para agradecer a Shiva los resultados de la cosecha y pedir la
bendición para el añó siguiente. Para hacerlo, varios sacerdotes
subían al columpio y debían coger una bolsa con monedas de oro
durante la oscilación.
Pedimos
a un conductor de “tuk-tuk” que nos acercara al Wat Traimit,
en el Chinatown. Nos llevaba gratis si hacíamos una parada en una
oficina de información al turista. Como sólo era para ofrecernos
hoteles y excursiones, no nos interesó. Nos llevó luego a otra
tienda donde fabricaban trajes en dos o tres días. Tampoco estábamos
interesados pero “aguantamos” viendo las ofertas de la tienda
unos 10 minutos para que el buen conductor obtuviese la gasolina
gratis.
Continuamos
después hasta el Wat Traimit, ubicado en pleno Chinatown. Este
sencillo templo es conocido por albergar en su interior el Buda de
Oro, una estatua de 5,5 toneladas de oro macizo; en la actualidad
este Buda es uno de los iconos religiosos más importantes de
Tailandia, junto con el Buda Esmeralda. Esta estatua procede de
Ayuthaya, donde en el siglo XVII fue recubierta de estuco para
protegerla de los birmanos que asediaban la ciudad; posteriormente
fue trasladada a un templo menor de Bangkok, que fue derribado poco
tiempo después. En 1955 se la quiso trasladar a otro templo, pero
debido a un incidente con la grúa que lo portaba, el estuco se
rompió quedando a la vista la joya que éste protegía.
Ya
en la calle, el calor es agobiante. Nos dirigimos hacia nuestro
“tuk-tuk” ... y había desaparecido; el conductor había recibido
el premio de la gasolina en la tienda de trajes, que era lo que
pretendía y nos dejó tirados. Como por la tarde deberíamos ir a
buscar nuestro coche de alquiler, regresamos al hotel para disfrutar
un rato de la piscina y comer en la terraza de la misma piscina.
Venían bien unas horas de relax.
En
un taxi nos dirigimos al aeropuerto a recoger nuestro coche.
Comenzaba la hora punta, por lo que los clásicos atascos de la
ciudad estuvieron presentes a lo largo de casi todo el recorrido,
aumentados, si cabe, por la lluvia que hizo su aparición. Nos llevó
más de una hora recorrer los 30 Km. que separan el aeropuerto de la
ciudad. En la oficina que “Hertz” tiene en el aeropuerto no
había clientes esperando ser atendidos, pero sí cuatro personas que
apenas cabían en el espacio del mostrador, para atender al público.
La gestión fue rápida y sin problemas. El contratiempo surgió
cuando una de las empleadas quiso mostrarnos el funcionamiento del
navegador GPS; no se aclaraba ni leyendo las instrucciones. A los
compañeros les pasaba lo mismo. Probando y probando se pasaron una
hora; al final desistieron y nos ofrecieron otro vehículo igual que
acababa de ser entregado y que llevaba incorporado el navegador. Por
fin pudimos volver al hotel. El primer viaje en una gran ciudad como
Bangkok, circulando por la izquierda y de noche, no fue difícil.
Conseguimos llegar a destino sin dificultades.
Panorámica
nocturna desde el piso 82 de la Torre Baiyoke
No
podíamos abandonar Bangkok sin contemplar la ciudad desde las
alturas. En taxi nos dirigimos a la torre Baiyoke, el edificio
más alto de Tailandia. Se trata de un edificio de 85 plantas con 338
m. de altura; en la planta 84 dispone de una terraza giratoria que
permite ver la ciudad desde los 360º. Es aconsejable ir cuando cae
la tarde para observar la ciudad con luz natural y de noche; nosotros
sólo pudimos verlo de noche. Vale la pena pagar los 10 € que
cuesta subir a la torre; la entrada incluye una consumición en el
bar musical de la planta 82.
Existen
diferentes ofertas de restauración en la torre, algunas de ellas
bastante caras. La mayor parte cierran a las 22 horas. Encontramos
abierto el Sky Coffee Shop, salón del Baiyoke Sky Hotel en la planta
18, donde por 1377 THB (30,80 €) cenamos muy bien cuatro personas.
Las
horas pasaron rápido y regresamos al hotel a descansar. Mañana o
mejor dicho, a las pocas horas, daría comienzo nuestro periplo por
el país.
DÍA
VI. (16-07-2014) BANGKOK – AYUTTHAYA
Abandonamos
Bangkok, no sin tener que soportar uno de los infinitos atascos de
tráfico que sufre diariamente la ciudad. Nos tenemos que “pelear”
con el GPS, pues es imposible introducir los datos exactos de la
calle de nuestro hotel en Ayutthaya. Las direcciones postales son
bastantes complicadas en este país. No obstante el GPS nos conduce
sin problemas a la ciudad de destino distante 81 Km. La carretera es
buena, tipo autovía aunque nos sorprenden algunos “detalles”:
apenas existe señalización vertical; no está vallada por los
lados; pero lo que más sorprende es la posibilidad de cambiar de
sentido cada pocos kilómetros; desde el que en teoría es el carril
más rápido de la marcha se pasa al carril más rápido en sentido
contrario o directamente se atraviesa la totalidad de la vía
contraria. Sorprende también la cantidad de motoristas que circulan
por el arcén en dirección contraria. No queda otra que aceptarlo y
adaptarse. Es cuestión de aumentar un poco más el nivel de
prudencia.
Conseguimos
llegar fácilmente a Ayutthaya, pero fue una odisea localizar
el hotel. Las gentes de estas tierras son acogedoras y siempre
dispuestos a ayudar al forastero y gracias a ello conseguimos tras
una hora larga de búsqueda, llegar a destino. El hotel -Q Zone
Boutique- lo constituían diversos bungalows tipo complejo
turístico con amplias y cómodas habitaciones, a pocos metros de la
ciudad histórica.
Habíamos
desayunado bien antes de partir y podíamos retrasar la hora de la
comida. Después de instalarnos en nuestro hotel pedimos al conductor
de un “tuc-tuc” que nos llevase a un restaurante del que teníamos
buenas referencias, pero nos acercó a otro próximo del que a buen
seguro recibía comisión; ante nuestra insistencia, accedió a
llevarnos al restaurante “Malakor” que buscábamos.
Comimos de maravilla y por poco más de 4 €uros por persona.
Estábamos cómodos y relajados en el lugar, pero como aquí anochece
pronto (a las 19,30 es ya noche cerrada) decidimos dar un primer
vistazo a la ciudad antigua que teníamos justo en frente..
Comenzaron
a formarse negros nubarrones y pusimos rumbo al hotel antes de que
comenzase la lluvia, pero no hubo suerte; a mitad del camino nos
pilló el aguacero.
Para
finalizar el día quisimos ver los antiguos templos iluminados
haciendo un pequeño recorrido con nuestro coche. La mayoría carecía
de iluminación y regresamos al hotel. El silencio del lugar, roto
por el croar de algunas ranas o el chirriante sonido de los grillos,
invitaba a relajarse y disfrutar del frescor de la noche.
Ciudad
histórica deAyuthaya
Un
poco de historia: Ayutthaya fue fundada en 1350 siendo la capital del
reino, con frecuencia mencionado como Reino de Ayutthaya o Siam y
cuyas fronteras casi coincidían con las tailandesas actuales. En
1767 la ciudad fue destruida por los birmanos. La familia real y
varias decenas de miles de habitantes fueron raptados. Las ruinas de
la vieja ciudad forman hoy el parque histórico de Ayutthaya, que fue
reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1991.