domingo, 19 de octubre de 2014

VIAJE POR TAILANDIA ( en coche)


Tras publicar mis opiniones sobre este viaje, me he decidido a publicar un resumen del mismo, por si puediera servir de ayuda a algún internauta.

Antes de comenzar a relatar el “cuaderno de bitácora” de este viaje, debo aclarar algunos aspectos.
* El viaje lo hicimos un grupo de 4 personas entre el 11 y 30 de Julio de 2014 desde Barcelona.
* Utilizamos un coche de alquiler desde Bangkok hasta Chiang Mai; luego en avión desde esta ciudad a la zona de playas, concretamente a Krabi y también en avión desde Krabi a Bangkok para el regreso.
* Por economizar costos, volamos en dos fases y por tanto con dos escalas. Barcelona – Roma con Iberia y luego Roma – Bangkok con Egypt Air con escala en El Cairo. Es preferible pagar un poco más y hacer una sola escala.

La mejor forma para recorrer y descubrir el país, es en coche. Las carreteras están en muy buen estado; la mayoría de las que unen las principales ciudades de interés (Ayuthaya, Kanchanaburi, Sukhothai, Chiang Mai, etc) son autovías. Eso sí, hay que tener en cuenta algunas cosillas: falta señalización vertical; está señalizado y, por tanto permitido, cambiar de sentido cada pocos Km. pasando del carril más rápido de ida al más rápido en dirección contraria; es frecuente encontrar a un lugareño circulando en su moto por el arcén en sentido contrario. La verdad es que ésto llama la atención el primer día que se conduce pero como es algo normal allí, sencillamente se acepta. Es cuestión de aumentar un poco el nivel de prudencia.
Como se conduce por la izquierda, lo que tampoco supone ningún problema, aconsejo alquilar un coche con cambio automático; de esa forma te olvidas de cambiar las marchas a lo que sí costaría un poco acostumbrarse.
Otro consejo es no utilizar el coche en Bangkok. El tráfico es un caos y los atascos a las horas punta son monumentales. Es preferible utilizar el Metro, el Skay Train o el Tuk-tuk; el taxi tampoco se debe utilizar en las horas de mucho tráfico porque te puedes quedar atascado en cualquier calle.
Hay muchas empresas de alquiler de coche (Avis, Budget, Europcar, Hertz, etc). Nosotros, como he dicho, éramos un grupo de cuatro personas y preferimos no dejar a la vista el equipaje en los desplazamientos para no “dar malas ideas a nadie” y alquilamos un TOYOTA FORTUNER con capacidad para 6 pasajeros. La reserva la hicimos por Internet desde España, a través de la agencia RENTALCARS (www.rentalcars.com), sin el más mínimo problema; incluso cualquier duda es posible consultarla por teléfono antes de empezar el viaje. Recogimos el coche en el aeropuerto de Suvarnabhumi de Bangkok y lo entregamos en el aeropuerto de Chiang Mai. Rentalcars es como un intermediario y fue HERTZ quien nos facilitó el vehículo. Es muy fácil localizar las oficinas de Hertz en ambos aeropuertos y el personal es sumamente atento. Por lo que se refiere a los precios, éste fue el sistema más ventajoso que encontré: por 10 días de alquiler, incluído el GPS, pagamos 445,75 €. + 75 € de un seguro a todo riesgo que contratamos “in situ”; total 520,94 €.
Imprescindible disponer de navegador que se puede complementar con un mapa de carreteras.
Podría extenderme mucho más comentando más temas de ayuda, por ejemplo cómo se utiliza el Metro o el Sky Train, cómo se va del aeropuerto a la ciudad, cómo se va del aeropuerto internacional al doméstico de Bangkok, etc. pero sobre estos temas hay cientos de páginas en internet que informan claramente. En cualquier caso, si algún lector requiere alguna aclaración, un sencillo E-mail y responderé lo mejor que pueda.
Todo el viaje lo organicé yo mismo desde casa a través de Internet: vuelos, hoteles, coche, itinerario ... El importe final, incluidas comidas, visitas y demás nos resultó bastante bien de precio: 1.637 Euros.


DÍA I. (11-07-2014) y DÍA II. (12-07-2014)

Hemos comenzado nuestro viaje de buena mañana. Nos espera un día de aviones, aeropuertos, y esperas que se me antojan agotadoras.
A las 7:30 llegamos al aeropuerto de Barcelona del que a las 8:45 despegaría puntualmente el avión que nos llevaría a Roma. Primera escala de 4 horas. Reponemos fuerzas y segundo avión, éste de la compañía Egypt Air que sale con una hora de retraso y que en tres horas de vuelo nos acerca a El Cairo. ¡Qué frío en este aeropuerto!; parecía increíble que en el exterior el termómetro marcara 37º C. Nueva escala, para ser más exactos “escalón” y a las 22:35 un tercer avión nos conduciría a nuestra meta: Bangkok.
En las escalas pasamos largo rato luchando contra la técnica moderna: no conseguimos que funcionara el Wi-Fi en nuestros móviles, a pesar de la fuerte señal del aeropuerto. Lo dejamos por imposible, con la esperanza de poder conectarnos en el hotel de Bangkok.
Hemos llegado a Bangkok después de pasar la noche a bordo (9 horas desde El Cairo). El tiempo nos ha ganado y hemos perdido 5 horas con respecto al horario español.

Panorámica de Bangkok.
Sin problema alguno llegamos al hotel -Hotel Mandarin- y después de descansar un rato, hacemos la primera toma de contacto con la ciudad. Al intentar localizar la estación del Metro más próxima, nos topamos con el primer templo budista que, aunque sencillo, nos da una idea de los que veremos en los próximos días.
El día no da  para más. Estamos  cansados  del  viaje  y  decidimos cenar algo en el hotel y retirarnos a descansar.


DÍA III. (13-07-2014) MERCADO CHATUCHAK – MERCADO FLOTANTE – KLONG – WAT ARUN

El mercado de Chatuchak es nuestra primera cita con la ciudad, al que accedimos en Metro. Se trata de un enorme mercado, que sólo abre los fines de semana y donde se puede encontrar de todo; es algo similar a un zoco marroquí o turco. Llegamos temprano, sobre las 9:30 y era fácil deambular por los pasillos entre los miles de puestos de los vendedores pero un par de horas más tarde, un gentío enorme llenaba estos pasillos, lo que unido al sofocante calor, hacía incómoda la estancia; o sea, que tras hacer algunas compras, decidimos abandonar el lugar y acercarnos al barrio Chino (Chinatown) también en Metro.
Ya en las proximidades, se nos acercó un amable tailandés que nos observó consultar el plano y nos aconsejó visitar el “mercado flotante” que, según él, sólo funciona los domingos en un “Klong” (canal) del barrio de Thon Buri, canal que teníamos previsto recorrer mañana. Le hicimos caso y en un “tuc-tuc” que “casualmente” estaba parado al lado, nos acercamos a un embarcadero donde negociamos el precio de un “long tail”, típico barco tailandés, con el que durante casi dos horas recorrimos parte del río Chao Praya y el “klong” donse se realiza el mercado.
Mercado flotante.
Apenas dejamos el río y nos adentramos en el canal, el aspecto de la ciudad cambia por completo. Casas de madera destartaladas construidas a modo de palafitos a ambas orillas del canal, muestran la vida del otro Bangkok, que nada tiene que ver con el Bangkok
del comercio, de las oficinas, 
de los rascacielos. Se observa poco menos que miseria en muchas zonas. Las aguas sucias de canal y sus orillas, dan una imagen de pobreza y de abandono de los gobernantes de la ciudad para con sus habitantes.
Damos un paseo por la zona del mercado donde comimos algunas cosillas de los puestos callejeros y regresamos a la “civilización”.
Pedimos al barquero que nos dejase en un embarcadero existente junto al Wat Arun, uno de los que conformaban nuestra agenda de visitas.

Wat Arún 
En efecto, este templo, conocido también como Templo del Amanecer o Templo de la Aurora, es uno de los más importantes de Bangkok. Una verdadera maravilla. Quizas llama más la atención, si cabe, por ser templos que nada tienen que ver con la cultura y arquitectura occidentales.
Este complejo lo integran una gran torre central de 79 m. de altura y 234 m. de circunferencia de la base, extraordinariamente decorada a base de conchas marinas y de trozos de porcelana que habían servido como lastre para los barcos que viajaban hasta China. Unos escalones bastante pronunciados, que incluso producen algo de vértigo, llevan a las dos terrazas de la torre; la segunda permite ver los 360º de la gran ciudad. Alrededor de la torre principal, hay otras cuatro más pequeñas, denominadas Prangs.
Como la noche empezó a caer, prolongamos nuestra estancia en el lugar para contemplar el templo iluminado, cuya belleza no desmerece lo más mínimo de la diurna.
Justo después de cruzar el río al regresar, comenzó a llover; cosas del clima tropical. Bajo la lluvia pusimos rumbo hacia el Chinatown en busca de uno de los restaurantes recomendados en los foros para cenar. Como la caminata se hacía pesada, un “tuk-tuk” nos acercó al conocido T&K SEA FOOD, en pleno barrio Chino, donde cenamos a base de pescado. Tras la cena, en otro popular “tuk-tuk” y aún bajo la lluvia, nos dirigimos al hotel para poner fin a la jornada.

DÍA IV. (14-07-2014) BANGKOK: TEMPLOS - CHINATOWN

En Bangkok hay taxis de todo tipo; algunos llevan taxímetro y cobran lo que marca el aparato; en otros, el taxista dice que no funciona y cobra lo que le parece. Por eso, siempre es conveniente acordar el precio de la carrera antes de subir al taxi o al “tuk-tuk”; siempre se ha de regatear aunque lo que pidan pueda parecernos barato.
Así pues, una vez ajustado el precio, nos dirigimos en taxi hacia otra de las maravillas de Bangkok: el Gran Palacio Real. Está emplazado en pleno corazón de la ciudad, junto al rio Chao Phraya, ocupando una superficie de 218.400 metros cuadros; los muros que lo rodean tienen forma de un rectángulo y suman un total de 1.9 kilómetros de longitud.
Sorprende del Gran Palacio que no es un único edificio, sino que son varios los que conforman el complejo: templos, capillas, palacios, puertas y muros, que fueron añadiéndose sucesivamente durante el paso del tiempo.

Palacio Real
En el interior del Gran Palacio se puede contemplar la mágica arquitectura tailandesa con sus tejados puntiagudos, tallas y esculturas de valor incalculable, una réplica de los Templos de Angkor, etc.
Uno de los edificios corresponde al singular Wat Phra Kaew o Templo del Buda Esmeralda, sin duda el templo más importante de Tailandia. En su interior, sobre un enorme altar de oro, se halla el Buda Esmeralda, una estatua de 45 cm. de altura, tallada en jade en el siglo XV. La vestimenta que cubre la imagen se cambia tres veces al año en una ceremonia presidida por el rey del país. Los cambios coinciden con los de estación de invierno, verano y época de lluvias.
Es impresionante tanto colorido, dragones policromados, Budas dorados... La vista se recrea contemplando esta amalgama de edificios, tejados puntiagudos, dragones, colores …
Hemos de seguir la ruta y nos acercamos al Wat Pho que está muy próximo al Gran Palacio Real. No es tan extenso como el anterior, pero es realmente bonito. Ocupa la friolera de 80.000 metros cuadrados; se le considera el primer monasterio real de la ciudad. Por el recinto se distribuyen 91 “estupas o chedis”, bajo 70 de las cuales están las cenizas de la familia real y las de Buda en otras 21.
También es destacable el denominado claustro Phra Rabieng, donde se encuentran algunas de las más de 1.000 estatuas de Buda existentes en el complejo.
Pero sin lugar a dudas, este templo es conocido por albergar en su interior el gran Buda Reclinado; una estatua de 46 m. de largo y 15 m. de altura. Es sorprendente ver cómo la estatua encaja perfectamente en el templo, dejando tan solo un pasillo a su alrededor para poder rodearlo caminando. En los pies tiene incrustaciones de nácar que representan las 108 vidas anteriores de Buda. Fue aquí donde nació el masaje tailandés; de hecho, el complejo alberga una reputada escuela de medicina tradicional y masaje. Llaman también la atención los 108 cuencos que hay en uno de los laterales del templo. Por 20 Baths (medio euro) te dan unas monedas sin valor real para echarlas en dichos cuencos. Es preciso repartirlas bien, pues sólo recibirás la bendición si echas monedas en todos los cuencos.

Buda reclinado.
Contemplando tanta maravilla, las 2 de la tarde llegaron en un santiamén. Decidimos ir al Chinatown en busca de algún restaurante en la calle Yaowarat donde, según los foros de viajes, se sirve un buen “Pato Pekín”. Elegimos el restaurante Cantón House. Nuestro menú para 4 personas consistió en:
como entrantes: 1 palo de cangrejo con col china; 2 rollos de primavera; 1 bollo de cerdo barbacoa al vapor; 1 albóndigas de camarón
Plato principal: Pato Pekín asado.
2 cervezas, 1 sprite; todo ello por 1.040 THB o o que es lo mismo 23,5 €uros aproximadamente.
Recorrimos después la calle Yaowarat, la arteria principal del barrio chino. A ambos lados discurren infinidad de callejuelas estrechas, malolientes, pero con cierto encanto, donde se puede encontrar de absolutamente de todo. Al caer la noche, que para nosotros es temprano pues el sol se pone poco después de las 6 de la tarde, los neones multicolores dan otro aspecto al barrio y sin quererlo te transportan a la verdadera China. A esta hora aparecen como de la nada por todas estas callejuelas cientos de puestos callejeros de comida de todo tipo y el aire huele a carne asada, a barbacoa, a pescado, a especias, a frutas, incluso a cloaca. La gente camina en todas direcciones; se para; compra comida que se comen en plena calle mientras pasean; los tenderos ofrecen sus productos sin agobiar al posible cliente; el tráfico por la calle principal ….. Es como “un caos organizado”. Vale la pena pasar unas horas en este característico barrio de Bangkok.
Estamos cansados y decidimos volver al hotel con intención de darnos un baño en la piscina, pero nos quedamos con las ganas porque la cerraban a las 20 horas. Después de descansar un rato y tomar algo ligerito en el mismo hotel, pusimos fin a la jornada

DIA V. (15-07-2014) BANGKOK: TEMPLOS Y TORRE BAIYOQUE

Comenzamos nuestra andadura del día visitando el Wat Saket y el Monte Dorado. Se trata de una pequeña colina, hoy protegida de la erosión por muros de hormigón, conocida como Monte Dorado. Una escalera de 318 escalones, salpicada de estatuas, pagodas, vegetación, flores y alguna pequeña cascada, lleva hasta la cima donde se encuentra un gran “chedi” en forma de campana, que supuestamente alberga los dientes de Buda. Desde la terraza superior, hay una bonita panorámica de la ciudad.

Wat Saket
Seguimos después hacia el Wat Suthat y el Columpio gigante. Este templo fue construido en el siglo XIX para albergar la enorme estatua de Buda Phra Sri Sakyamuni; una estatua de 8 m. que preside la sala principal, traída en barco desde Sukhothai, antigua capital del reinado, bajo la que se supone se encuentran las cenizas del rey Rama VIII. La pared exterior del claustro que alberga al Buda está decorada con más de 150 estatuas más pequeñas de Buda. Frente al templo se encuentra el Columpio Gigante. En realidad sólo queda la estructura de madera de teca que se reconstruyó en 2005. La historia de columpio se remonta al finales del siglo XVIII. Parece ser que este columpio se utilizaba para agradecer a Shiva los resultados de la cosecha y pedir la bendición para el añó siguiente. Para hacerlo, varios sacerdotes subían al columpio y debían coger una bolsa con monedas de oro durante la oscilación.
Pedimos a un conductor de “tuk-tuk” que nos acercara al Wat Traimit, en el Chinatown. Nos llevaba gratis si hacíamos una parada en una oficina de información al turista. Como sólo era para ofrecernos hoteles y excursiones, no nos interesó. Nos llevó luego a otra tienda donde fabricaban trajes en dos o tres días. Tampoco estábamos interesados pero “aguantamos” viendo las ofertas de la tienda unos 10 minutos para que el buen conductor obtuviese la gasolina gratis.
Continuamos después hasta el Wat Traimit, ubicado en pleno Chinatown. Este sencillo templo es conocido por albergar en su interior el Buda de Oro, una estatua de 5,5 toneladas de oro macizo; en la actualidad este Buda es uno de los iconos religiosos más importantes de Tailandia, junto con el Buda Esmeralda. Esta estatua procede de Ayuthaya, donde en el siglo XVII fue recubierta de estuco para protegerla de los birmanos que asediaban la ciudad; posteriormente fue trasladada a un templo menor de Bangkok, que fue derribado poco tiempo después. En 1955 se la quiso trasladar a otro templo, pero debido a un incidente con la grúa que lo portaba, el estuco se rompió quedando a la vista la joya que éste protegía.
Ya en la calle, el calor es agobiante. Nos dirigimos hacia nuestro “tuk-tuk” ... y había desaparecido; el conductor había recibido el premio de la gasolina en la tienda de trajes, que era lo que pretendía y nos dejó tirados. Como por la tarde deberíamos ir a buscar nuestro coche de alquiler, regresamos al hotel para disfrutar un rato de la piscina y comer en la terraza de la misma piscina. Venían bien unas horas de relax.
En un taxi nos dirigimos al aeropuerto a recoger nuestro coche. Comenzaba la hora punta, por lo que los clásicos atascos de la ciudad estuvieron presentes a lo largo de casi todo el recorrido, aumentados, si cabe, por la lluvia que hizo su aparición. Nos llevó más de una hora recorrer los 30 Km. que separan el aeropuerto de la ciudad. En la oficina que “Hertz” tiene en el aeropuerto no había clientes esperando ser atendidos, pero sí cuatro personas que apenas cabían en el espacio del mostrador, para atender al público. La gestión fue rápida y sin problemas. El contratiempo surgió cuando una de las empleadas quiso mostrarnos el funcionamiento del navegador GPS; no se aclaraba ni leyendo las instrucciones. A los compañeros les pasaba lo mismo. Probando y probando se pasaron una hora; al final desistieron y nos ofrecieron otro vehículo igual que acababa de ser entregado y que llevaba incorporado el navegador. Por fin pudimos volver al hotel. El primer viaje en una gran ciudad como Bangkok, circulando por la izquierda y de noche, no fue difícil. Conseguimos llegar a destino sin dificultades.

Panorámica nocturna desde el piso 82 de la Torre Baiyoke
No podíamos abandonar Bangkok sin contemplar la ciudad desde las alturas. En taxi nos dirigimos a la torre Baiyoke, el edificio más alto de Tailandia. Se trata de un edificio de 85 plantas con 338 m. de altura; en la planta 84 dispone de una terraza giratoria que permite ver la ciudad desde los 360º. Es aconsejable ir cuando cae la tarde para observar la ciudad con luz natural y de noche; nosotros sólo pudimos verlo de noche. Vale la pena pagar los 10 € que cuesta subir a la torre; la entrada incluye una consumición en el bar musical de la planta 82.
Existen diferentes ofertas de restauración en la torre, algunas de ellas bastante caras. La mayor parte cierran a las 22 horas. Encontramos abierto el Sky Coffee Shop, salón del Baiyoke Sky Hotel en la planta 18, donde por 1377 THB (30,80 €) cenamos muy bien cuatro personas.
Las horas pasaron rápido y regresamos al hotel a descansar. Mañana o mejor dicho, a las pocas horas, daría comienzo nuestro periplo por el país.

DÍA VI. (16-07-2014) BANGKOK – AYUTTHAYA

Abandonamos Bangkok, no sin tener que soportar uno de los infinitos atascos de tráfico que sufre diariamente la ciudad. Nos tenemos que “pelear” con el GPS, pues es imposible introducir los datos exactos de la calle de nuestro hotel en Ayutthaya. Las direcciones postales son bastantes complicadas en este país. No obstante el GPS nos conduce sin problemas a la ciudad de destino distante 81 Km. La carretera es buena, tipo autovía aunque nos sorprenden algunos “detalles”: apenas existe señalización vertical; no está vallada por los lados; pero lo que más sorprende es la posibilidad de cambiar de sentido cada pocos kilómetros; desde el que en teoría es el carril más rápido de la marcha se pasa al carril más rápido en sentido contrario o directamente se atraviesa la totalidad de la vía contraria. Sorprende también la cantidad de motoristas que circulan por el arcén en dirección contraria. No queda otra que aceptarlo y adaptarse. Es cuestión de aumentar un poco más el nivel de prudencia.
Conseguimos llegar fácilmente a Ayutthaya, pero fue una odisea localizar el hotel. Las gentes de estas tierras son acogedoras y siempre dispuestos a ayudar al forastero y gracias a ello conseguimos tras una hora larga de búsqueda, llegar a destino. El hotel -Q Zone Boutique- lo constituían diversos bungalows tipo complejo turístico con amplias y cómodas habitaciones, a pocos metros de la ciudad histórica.
Habíamos desayunado bien antes de partir y podíamos retrasar la hora de la comida. Después de instalarnos en nuestro hotel pedimos al conductor de un “tuc-tuc” que nos llevase a un restaurante del que teníamos buenas referencias, pero nos acercó a otro próximo del que a buen seguro recibía comisión; ante nuestra insistencia, accedió a llevarnos al restaurante “Malakor” que buscábamos. Comimos de maravilla y por poco más de 4 €uros por persona. Estábamos cómodos y relajados en el lugar, pero como aquí anochece pronto (a las 19,30 es ya noche cerrada) decidimos dar un primer vistazo a la ciudad antigua que teníamos justo en frente..
Comenzaron a formarse negros nubarrones y pusimos rumbo al hotel antes de que comenzase la lluvia, pero no hubo suerte; a mitad del camino nos pilló el aguacero.
Para finalizar el día quisimos ver los antiguos templos iluminados haciendo un pequeño recorrido con nuestro coche. La mayoría carecía de iluminación y regresamos al hotel. El silencio del lugar, roto por el croar de algunas ranas o el chirriante sonido de los grillos, invitaba a relajarse y disfrutar del frescor de la noche.

Ciudad histórica deAyuthaya
Un poco de historia: Ayutthaya fue fundada en 1350 siendo la capital del reino, con frecuencia mencionado como Reino de Ayutthaya o Siam y cuyas fronteras casi coincidían con las tailandesas actuales. En 1767 la ciudad fue destruida por los birmanos. La familia real y varias decenas de miles de habitantes fueron raptados. Las ruinas de la vieja ciudad forman hoy el parque histórico de Ayutthaya, que fue reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1991.