DÍA XIV
(24-07-2014) CHIANG MAI: ELEFANTES, “RAFTING”...
Hoy también
toca naturaleza, pero algo diferente en cuanto a actividades se
refiere. Hace dos días contratamos una excursión de todo el día
que comprende varias actividades que prometen ser divertidas.
A las 9 de
la mañana un minibús, por cierto un poco antiguo o muy trabajado,
nos recoge al lado del templo Phra Sin y junto a otros siete
pasajeros más, comenzamos la aventurera jornada.
Granja de
orquídeas: La primera parada la hacemos pocos minutos después
en una granja de orquídeas. Se trata de una plantación, sumamente
cuidada, donde se pueden observar cientos de orquídeas de todos los
colores. Curiosamente las transparentes macetas que las contienen
están suspendidas en el aire, es decir, la planta no está plantada
en tierra firme; la humedad ambiental es suficiente para su
desarrollo; es un conjunto de un colorido sensacional.
Justo al
lado hay un apartado donde revolotean cientos de mariposas que no me
llaman la atención ni por su tamaño ni por su colorido; son
similares a las que podemos encontrar en nuestras latitudes.
Poblado
Mong: La siguiente parada fue en un poblado Mong. Es un
pueblecito orientado al turismo; desde la zona de aparcamiento, un
camino de tierra jalonado de puestos que ofrecen “souvenirs” al
turista, lleva al pueblecito. Un poco más adelante, en cada
tenderete hay una “mujer de cuello largo” o si se quiere
“mujer jirafa”, con sus múltiples anillas alrededor del
cuello; algunas también las llevan en los tobillos y en las muñecas.
Mujer jirafa o de cuello largo
Con una sonrisa ofrecen su mercancía; no ponen inconveniente alguno
en fotografiarse con ellas, al contrario, lo facilitan. Hay también
niñas que no superan los 12 ó 14 años que ya llevan algunas
anillas. Compramos algunas cosillas y nos fotografiamos con la que
tenía más anillos en el cuello; ella supercontenta de que compremos
en su puesto y nosotros agradecidos por conseguir un recuerdo con
unos personajes tan autóctonos de Tailandia.
Campo de
elefantes: Regresamos al minibus y continuamos hasta un campo de
elefantes, donde tuvimos la oportunidad de dar un paseo a lomos de
uno de ellos o mejor dicho, un paseo en silla a lomos de elefante
durante unos 45 minutos por la orilla del río y vadeándolo al
regreso. Me llaman la atención las enormes plantas
de sus patas y los profundos agujeros que forman
en el suelo húmedo al pisar todos en el mismo sitio.
El ir
sentado a más de dos metros del suelo y el bamboleo del paquidermo
al caminar, obliga a aferrarse bien a la silla para más seguridad.
En un buffet
anexo hicimos la comida, incluida en el pack.
Paseo a lomos de elefante
Balsa de
bambú: Después de comer nos dejamos llevar por la corriente del
río sobre una balsa de bambú. Un paseo relajante a más no poder:
el río, la vegetación exhuberante a sus orillas y .... el silencio,
roto tan solo por el canto de algún pájaro en la espesura del
bosque.
Trekking:
Tras 20 minutos de carretera a través de la selva, llegamos a una
zona para hacer un corto “trekking”; y tan corto, pues tan solo
duró 15 minutos a través de la selva, hasta llegar a unas sencillas
cataratas donde pudimos tomar un baño y dejarnos caer deslizándonos
por la roca por donde caía el agua de la cascada. Fue una actividad
simplona, pero divertida; todos sacamos ese punto de niño que aún
nos queda dentro.
Rafting:
Terminaríamos nuestra excursión con otra divertida actividad como
es hacer unos minutos de “rafting”. Equipados con el bañador, el
salvavidas, el casco y un remo, comenzamos el descenso. Antes de
subir a la zodiac, unas sencillas intrucciones en inglés de cómo
navegar; a los monitores no les importaba demasiado si entendíamos o
no lo que nos decían; bien sabían que no existe el más mínimo
peligro. En efecto, se trata de una bajada sin riesgo, pero súmamente
diverrtida, en especial cuando la embarcación pasa por los sencillos
rápidos que atravesamos. Después de casi una hora, pisamos tierra
firme, nos dimos una ducha y regresamos a la ciudad.
Ya en Chiang
Mai, decido experimentar o sufrir un masaje tailandés; sólo media
hora, no me atrevía a más; al ser poco tiempo, la masajista sólo
podía “trabajar” espalda, cuello y cabeza. Sería un masaje,
pero ... dolía lo suyo; la masajista presionaba con el codo, con la
rodilla o se ponía de pie e incluso daba algún pasito sobre mí.
Salí dolorido del local, pero después de unas horas y al día
siguiente se notaba que los músculos habían vuelto un poco a “su
sitio”.
En la cena
que siguió, tomé unos spaguettis deliciosos en un restaurante
cercano. No son más que las 10, pero mañana volamos para Krabi y
hay que preparar el equipaje.
DIA XV
(25-07-2014) CHIANG MAI – KRABI
Tailandia
también ofrece al visitante interesantes áreas de descanso y playa.
Al sur del país destaca la turística isla de Phuket y muchas otras
como las Phi Phi, castigadas por el tsunami de hace algunos años.
Nosotros,
no obstante, optamos por Krabi, con menor aglomeración turística.
Después del ajetreo de estos días nos vendrán
bien unos días de relax y esperamos que en Krabi los podamos
encontrar y hacia allí volamos.
Abandonamos
el hotel para dirigirnos al aeropuerto. Después de entregar el coche
de alquiler, lo que se hizo de forma rápida y sin ningún problema y
tras hacer los trámites de facturación de equipaje, embarque y
demás, el avión despegó con destino a Krabi, donde llegamos sobre
las 15 horas.
En un cómodo
microbús, nos trasladamos a nuestro hotel -Krabi Aquamarine
Resort- situado en la zona de Ao Nang Beach.
Krabi Aquamarine Resort
La lluvia,
que ya caía al aterrizar el avión, es persistente y no para de caer
en toda la tarde, por lo que nos vimos obligados a estar “castigados”
en la habitación del resort, hasta que decidí salir a explorar la
zona cuando cesó un poco la lluvia siendo ya noche cerrada; el paseo
tuve que hacerlo en chanclas, con chubasquero y paraguas. Al menos
descubrí la ubicación de la playa y algunos restaurantes y puestos
de comida donde cenar.
Lamentablemente
la predicción meteorológica anuncia lluvias todos los días de
nuetra estancia; me temo que relajarnos en la playa va a ser
complicado. Espero que mis malos augurios no se cumplan.
Salimos a
cenar a un restaurante cercano y después a descansar. El día no dio
para más.
DÍA XVI
(26-07-2014) KRABI
Si ayer no
cesó de llover desde que llegamos a Krabi, en algunos momentos
incluso torrencialmente, hoy ha amanecido un día soleado aunque con
algunas nubecillas en el cielo.
Nos
acercamos a la playa cercana, a unos 200 m. de nuestro resort; por el
mapa nos percatamos que no se trata de Ao
Nang
sino de Nopparat Thara Beach;
esta
playa, como tal no tiene ningún valor: poca arena, suciedad y aguas
lodosas por el fondo marino; incluyo alguna rata se deja ver por las
tuberías que desaguan directamente en la playa. Nos acercamos a la
vecina Ao Nang la cual está bastante mejor que la anterior, pero
no vi por ningún lado el atractivo con que se publicita; el largo
paseo marítimo, que en realidad es una carretera a modo de calle, es
un sin fin de puestos de comida, restaurantes, cabinas de masaje,
tiendas de “souvenirs”, etc. Sencillas motos con un sidecar a un
lado, a modo de “tuk-tuk” y “pic-ups” que hacen de taxis
compartidos, circulan por la carretera ofreciendo sus servicios a los
turistas con un corto toque de claxon.
Playa
Railay
Sabíamos
de la cercana playa de Railay, a la que sólo se puede
acceder en barca; pensamos que si sólo se puede acceder en barca,
sería una playa como realmente se anuncia; así pues, decidimos
tomar un “long tail” que nos llevase al lugar. No nos
equivocamos; esta playa sí tiene el encanto de las playas
tropicales: arena fina y blanca, vegetación junto a la misma arena,
agua clara y templada y ...con algunas medusas.
Tardamos
poco en zambullirnos en el mar. De repente veo a Cristina salir
corriendo del agua con su brazo derecho estirado; desafortunadamente
había “contactado” con una medusa; le aplico un líquido contra
esta clase de picaduras; una señora autóctona que ofrecía masajes
por la playa se percata de la situación y acude con un puñado de
hojas que había cogido a pocos metros, las tritura con las manos
mezclándolo con un poco de agua y extiende el emplasto sobre el
brazo lesionado; el alivio es inmediato; lo deja actuar durante 20 ó
30 minutos y después de retirarlo aplica un ungüento y ....
problema solucionado. La buena señora cada pocos minutos se acercaba
a controlar su cura.
Una
chica que viajaba con nosotros en el bote, se acercó al improvisado
puesto de socorro con el mismo problema y poco después una niña.
Después
de comer el cielo comenzó a ponerse gris dejando escapar algunas
gotas y decidimos regresar a Krabi. Al bajar del bote, que atracó
unos metros mar adentro, perdí el equilibrio y caí de espaldas al
mar con la mochila al hombro, en cuyo interior portaba entre otras
cosas el teléfono móvil y la videocámara; obviamente se mojaron y
lamentablemente dejaron de funcionar. El teléfono no me importa
tanto, pero perder las imágenes que había registrado a lo largo
del viaje, me fastidió bastante; espero poder recuperarlas al
regreso. El percance provocó la risa de los compañeros de viaje,
risas que surgen de nuevo cada vez que lo recordamos.
La
lluvia arrecia y optamos por comprar en un supermercado algunas
cosillas para cenar en la habitación del resort, donde disponemos de
microondas, cafés, infusiones, etc. Acertamos, porque la lluvia
arreció convirtiéndose en tormenta que descargaba agua “a
cántaros”.
Después
de un buen rato de velada, pusimos fin a la accidentada jornada.
DÍA
XVII (27-07-2014) KRABI – ISLAS PHI PHI
En
las calles – o carreteras – que discurren paralelas a estas
playas donde nos encontramos, se pueden ver decenas de oficinas de
información turística; en realidad son oficinas donde se ofrecen
todo tipo de excursiones por las innumerables islas cercanas para
conocer sus playas, hacer “trekking” a través de sus parajes
selváticos, disfrutar practicando “snorkel” o buceo, etc. La
oferta de muy amplia y para todos los gustos y bolsillos. Nosotros
hemos decidido visitar las islas Phi Phi.
En
una lancha rápida, con un mar un poco alterado que hizo que la
travesía fuera un tanto incómoda, llegamos a la isla
Kho Phi Phi Leh, recalando
en la playa donde se filmó la película homónima “La Playa”
El
paraje es sensacional, pero la visita en sí fue horrible por la
aglomeración de visitantes que hacía casi imposible desplazarse
sobre la arena, además de las decenas de barcos que, a pocos metros
de la arena, llegaban y partían sin cesar. Para disfrutar de esta
playa y de este paraje, es preciso llegar antes de las 9 de la mañana
que es cuando comienzan a llegar los barcos con los turistas o bien
acercarse a otras islas menos “famosas”.
Islas
Phi Phi
Seguimos
navegando bordeando la escarpada isla donde pudimos ver
bonitos entrantes del mar en la tierra y la conocida “cueva del
bikingo o cueva vikinga” donde dicen que se refugiaron los
piratas malayos, aunque ahora se utiliza para la cría de golondrinas
ya que sus nidos son muy apreciados y alcanzan un precio astronómico
en los mercados para gourmets. En una tranquila zona, de aguas no muy
profundas pero totalmente transparente, hicimos una parada para
disfrutar unos minutos practicando “snorkel” y comtemplar el
fondo marino de coral y los peces multicolores.
Proseguimos
hacia la isla Kho Phi Phi Don, la más grande del archipiélago
de las Phi Phi, donde comimos en un buffet a todas luces preparado
para satisfacer a cientos de turistas simultaneamente.
Acabada
la comida nos allegamos a una pequeña playa de arenas blancas para
disfrutar de un rato de relax; demasiado poco tiempo, teniendo en
cuenta lo bien que se estaba a la sombra de los árboles sobre la
arena. Después de otro rato de navegación, otros minutos de
“snorkel”, en esta ocasión más interesante que el anterior.
Regresamos
al embarcadero de Krabi, desde donde en un “pick-up” cada
excursionista fue llevado a la puerta de su respectivo hotel.
Islas
Phi Phi
Ha
sido una excursión interesante y divertida, pero el mal estado del
mar, la muchedumbre en la primera isla e ir con el tiempo medido, la
han deslucido bastante. En cualquier caso, los paisajes son de
ensueño.
Sin
duda, la mejor forma de apreciar la belleza de estas islas y
disfrutar de sus playas, es huir de los “tours” masivos y
cronometrados y contratar los servicios de un barquero a lo largo de
todo el día sin imposición de horarios.
Ya
en el hotel, disfrutamos de un relajante baño en la piscina para
luego salir en busca de algún lugar donde cenar y ... vaya que lo
encontramos; se llama “Hippies Bar” ; atención exquisita y
deliciosa comida. Seguro volveremos de nuevo.
DÍA
XVIII (28-07-2014) KRABI
Por
primera vez desde que llegamos a Tailandia, podemos ver un cielo
totalmente azul, aunque no tardarían mucho en aparecer negros
nubarrones; no obstante, la lluvia hoy no nos visita.
Hoy
ha sido un día tranquilo. Sólo un paseo por la calle que discurre
paralela al mar donde todo son restaurantes, casas y puestos
callejeros de comida, cabinas de masajes, tiendas de recuerdos,
oficinas de excursiones, etc.; todo enfocado al turista. Compramos
algún regalito que faltaba y como el calor aprieta de lo lindo,
regresamos al resort a disfrutar de la piscina, las hamacas y los
masajes.
Hippies
Bar-Restaurant
Después
de comer en el mismo lugar donde cenamos ayer, más tiempo de relax,
sin hacer nada de nada salvo piscina y sol, hasta que cae la noche y
se llega la hora de cenar.
La
temperatura es muy agradable, con apenas bochorno. Por vez primera
podemos observar las estrellas en el cielo tailandés; llama la
atención este pequeño detalle, pues es la primera vez en 20 días
que las nubes permiten su observación.
Sentimos
una cierta nostalgia porque el viaje termina y también porque
tenemos que abandonar un país de una belleza arquitectónica y
paisajística impresionantes y sobre todo con unas gentes super
acogedoras. Pero toca preparar el equipaje, pues mañana emprendemos
el regreso a casa.
DÍA XIX (29/31-07-2014) KRABI – BANGKOK - BARCELONA
Éste
es nuestro último día en Tailandia. Aprovechamos la mañana para
dar un último paseo por la zona de playa antes de que la lluvia
hiciera su presencia; llegamos a Krabi con lluvia y nos vamos también
con lluvia; cosas del clima tropical.
A
media tarde un minibús nos transportó del hotel al aeropuerto de de
la ciudad, donde a las 6 de la tarde tomamos el avión que nos
llevaría al aeropuerto de vuelos domésticos de Bangkok, el llamado
Don Muang; desde aquí nos dirigimos al internacional, denominado
Suvarnabhumi, utilizando un “transfer” que une los dos
aeropuertos mediante un autobús, lo que nos llevó algo más de una
hora. Nuestro avión rumbo a El Cairo tiene previsto su despegue a
las 00:05, por lo que nos quedan aún casi 4 horas de espera, tiempo
suficiente para recorrer el aeropuerto “de cabo a rabo”.
Despegamos con algo de retraso y tenemos por delante 10 horas de
vuelo hasta llegar a El Cairo. Cena a bordo y después... antifaz,
mantita y calcetines y a intentar dormir unas horas. Llegamos a El
Cairo sobre las 6 de la mañana por lo que nos toca esperar más de 4
horas para tomar el avión que nos acercaría a Roma. Al igual que a
la ida, en el aeropuerto pasamos casi frío debido al aire
acondicionado; parecía increíble estar pasando casi frío y que tan
solo atravesando un cristal la temperatura superara los 30º C.
Volamos hasta Roma, donde tuvimos que cargar de nuevo con el
equipaje. Nuestro último vuelo estaba previsto para las 21 horas;
intentamos cambiarlo por otro que despegaba varias horas antes, pero
no fue posible porque estaba completo. La espera en Roma se hizo
interminable, agotadora. Para colmo la salida del avión se demoró
casi una hora. Por fin emprendimos la última etapa del viaje,
tomando tierra en Barcelona casi a las 12 de la noche.
Este
viaje de regreso resultó muy pesado, pues por economizar unos euros,
tuvimos que sufrir dos escalas lo que supuso 31 horas desde que
subimos al primer avión hasta que aterrizamos en Barcelona. Hemos
aprendido la lección para el próximo.
En
cualquier caso, regresamos contentos de nuestro periplo por
Tailandia; es un destino turístico único. Vale la pena, y lo
aconsejo, pasar unas semanas conociendo una cultura, una
arquitectura, unos paisajes... diferentes y una gente encantadora.