martes, 11 de noviembre de 2014

VIAJE POR TAILANDIA (en coche) III


DÍA XIV (24-07-2014) CHIANG MAI: ELEFANTES, “RAFTING”...
Hoy también toca naturaleza, pero algo diferente en cuanto a actividades se refiere. Hace dos días contratamos una excursión de todo el día que comprende varias actividades que prometen ser divertidas.
A las 9 de la mañana un minibús, por cierto un poco antiguo o muy trabajado, nos recoge al lado del templo Phra Sin y junto a otros siete pasajeros más, comenzamos la aventurera jornada.
Granja de orquídeas: La primera parada la hacemos pocos minutos después en una granja de orquídeas. Se trata de una plantación, sumamente cuidada, donde se pueden observar cientos de orquídeas de todos los colores. Curiosamente las transparentes macetas que las contienen están suspendidas en el aire, es decir, la planta no está plantada en tierra firme; la humedad ambiental es suficiente para su desarrollo; es un conjunto de un colorido sensacional.
Justo al lado hay un apartado donde revolotean cientos de mariposas que no me llaman la atención ni por su tamaño ni por su colorido; son similares a las que podemos encontrar en nuestras latitudes.
Poblado Mong: La siguiente parada fue en un poblado Mong. Es un pueblecito orientado al turismo; desde la zona de aparcamiento, un camino de tierra jalonado de puestos que ofrecen “souvenirs” al turista, lleva al pueblecito. Un poco más adelante, en cada tenderete hay una “mujer de cuello largo” o si se quiere “mujer jirafa”, con sus múltiples anillas alrededor del cuello; algunas también las llevan en los tobillos y en las muñecas.
 
                                        Mujer jirafa o de cuello largo
 

Con una sonrisa ofrecen su mercancía; no ponen inconveniente alguno en fotografiarse con ellas, al contrario, lo facilitan. Hay también niñas que no superan los 12 ó 14 años que ya llevan algunas anillas. Compramos algunas cosillas y nos fotografiamos con la que tenía más anillos en el cuello; ella supercontenta de que compremos en su puesto y nosotros agradecidos por conseguir un recuerdo con unos personajes tan autóctonos de Tailandia.
Campo de elefantes: Regresamos al minibus y continuamos hasta un campo de elefantes, donde tuvimos la oportunidad de dar un paseo a lomos de uno de ellos o mejor dicho, un paseo en silla a lomos de elefante durante unos 45 minutos por la orilla del río y vadeándolo al regreso. Me llaman la atención las enormes plantas de sus patas y los profundos agujeros que forman en el suelo húmedo al pisar todos en el mismo sitio.
El ir sentado a más de dos metros del suelo y el bamboleo del paquidermo al caminar, obliga a aferrarse bien a la silla para más seguridad.
En un buffet anexo hicimos la comida, incluida en el pack.
 
                                               Paseo a lomos de elefante
 
Balsa de bambú: Después de comer nos dejamos llevar por la corriente del río sobre una balsa de bambú. Un paseo relajante a más no poder: el río, la vegetación exhuberante a sus orillas y .... el silencio, roto tan solo por el canto de algún pájaro en la espesura del bosque.
Trekking: Tras 20 minutos de carretera a través de la selva, llegamos a una zona para hacer un corto “trekking”; y tan corto, pues tan solo duró 15 minutos a través de la selva, hasta llegar a unas sencillas cataratas donde pudimos tomar un baño y dejarnos caer deslizándonos por la roca por donde caía el agua de la cascada. Fue una actividad simplona, pero divertida; todos sacamos ese punto de niño que aún nos queda dentro.
Rafting: Terminaríamos nuestra excursión con otra divertida actividad como es hacer unos minutos de “rafting”. Equipados con el bañador, el salvavidas, el casco y un remo, comenzamos el descenso. Antes de subir a la zodiac, unas sencillas intrucciones en inglés de cómo navegar; a los monitores no les importaba demasiado si entendíamos o no lo que nos decían; bien sabían que no existe el más mínimo peligro. En efecto, se trata de una bajada sin riesgo, pero súmamente diverrtida, en especial cuando la embarcación pasa por los sencillos rápidos que atravesamos. Después de casi una hora, pisamos tierra firme, nos dimos una ducha y regresamos a la ciudad.
Ya en Chiang Mai, decido experimentar o sufrir un masaje tailandés; sólo media hora, no me atrevía a más; al ser poco tiempo, la masajista sólo podía “trabajar” espalda, cuello y cabeza. Sería un masaje, pero ... dolía lo suyo; la masajista presionaba con el codo, con la rodilla o se ponía de pie e incluso daba algún pasito sobre mí. Salí dolorido del local, pero después de unas horas y al día siguiente se notaba que los músculos habían vuelto un poco a “su sitio”.
En la cena que siguió, tomé unos spaguettis deliciosos en un restaurante cercano. No son más que las 10, pero mañana volamos para Krabi y hay que preparar el equipaje.
DIA XV (25-07-2014) CHIANG MAI – KRABI
Tailandia también ofrece al visitante interesantes áreas de descanso y playa. Al sur del país destaca la turística isla de Phuket y muchas otras como las Phi Phi, castigadas por el tsunami de hace algunos años.
Nosotros, no obstante, optamos por Krabi, con menor aglomeración turística. Después del ajetreo de estos días nos vendrán bien unos días de relax y esperamos que en Krabi los podamos encontrar y hacia allí volamos.
Abandonamos el hotel para dirigirnos al aeropuerto. Después de entregar el coche de alquiler, lo que se hizo de forma rápida y sin ningún problema y tras hacer los trámites de facturación de equipaje, embarque y demás, el avión despegó con destino a Krabi, donde llegamos sobre las 15 horas.
En un cómodo microbús, nos trasladamos a nuestro hotel -Krabi Aquamarine Resort- situado en la zona de Ao Nang Beach.
 
                                           Krabi Aquamarine Resort
 
La lluvia, que ya caía al aterrizar el avión, es persistente y no para de caer en toda la tarde, por lo que nos vimos obligados a estar “castigados” en la habitación del resort, hasta que decidí salir a explorar la zona cuando cesó un poco la lluvia siendo ya noche cerrada; el paseo tuve que hacerlo en chanclas, con chubasquero y paraguas. Al menos descubrí la ubicación de la playa y algunos restaurantes y puestos de comida donde cenar.
Lamentablemente la predicción meteorológica anuncia lluvias todos los días de nuetra estancia; me temo que relajarnos en la playa va a ser complicado. Espero que mis malos augurios no se cumplan.
Salimos a cenar a un restaurante cercano y después a descansar. El día no dio para más.
DÍA XVI (26-07-2014) KRABI
Si ayer no cesó de llover desde que llegamos a Krabi, en algunos momentos incluso torrencialmente, hoy ha amanecido un día soleado aunque con algunas nubecillas en el cielo.
Nos acercamos a la playa cercana, a unos 200 m. de nuestro resort; por el mapa nos percatamos que no se trata de Ao Nang sino de Nopparat Thara Beach; esta playa, como tal no tiene ningún valor: poca arena, suciedad y aguas lodosas por el fondo marino; incluyo alguna rata se deja ver por las tuberías que desaguan directamente en la playa. Nos acercamos a la vecina Ao Nang la cual está bastante mejor que la anterior, pero no vi por ningún lado el atractivo con que se publicita; el largo paseo marítimo, que en realidad es una carretera a modo de calle, es un sin fin de puestos de comida, restaurantes, cabinas de masaje, tiendas de “souvenirs”, etc. Sencillas motos con un sidecar a un lado, a modo de “tuk-tuk” y “pic-ups” que hacen de taxis compartidos, circulan por la carretera ofreciendo sus servicios a los turistas con un corto toque de claxon.
 
                                                  Playa Railay
 
Sabíamos de la cercana playa de Railay, a la que sólo se puede acceder en barca; pensamos que si sólo se puede acceder en barca, sería una playa como realmente se anuncia; así pues, decidimos tomar un “long tail” que nos llevase al lugar. No nos equivocamos; esta playa sí tiene el encanto de las playas tropicales: arena fina y blanca, vegetación junto a la misma arena, agua clara y templada y ...con algunas medusas.
Tardamos poco en zambullirnos en el mar. De repente veo a Cristina salir corriendo del agua con su brazo derecho estirado; desafortunadamente había “contactado” con una medusa; le aplico un líquido contra esta clase de picaduras; una señora autóctona que ofrecía masajes por la playa se percata de la situación y acude con un puñado de hojas que había cogido a pocos metros, las tritura con las manos mezclándolo con un poco de agua y extiende el emplasto sobre el brazo lesionado; el alivio es inmediato; lo deja actuar durante 20 ó 30 minutos y después de retirarlo aplica un ungüento y .... problema solucionado. La buena señora cada pocos minutos se acercaba a controlar su cura.
Una chica que viajaba con nosotros en el bote, se acercó al improvisado puesto de socorro con el mismo problema y poco después una niña.
Después de comer el cielo comenzó a ponerse gris dejando escapar algunas gotas y decidimos regresar a Krabi. Al bajar del bote, que atracó unos metros mar adentro, perdí el equilibrio y caí de espaldas al mar con la mochila al hombro, en cuyo interior portaba entre otras cosas el teléfono móvil y la videocámara; obviamente se mojaron y lamentablemente dejaron de funcionar. El teléfono no me importa tanto, pero perder las imágenes que había registrado a lo largo del viaje, me fastidió bastante; espero poder recuperarlas al regreso. El percance provocó la risa de los compañeros de viaje, risas que surgen de nuevo cada vez que lo recordamos.
La lluvia arrecia y optamos por comprar en un supermercado algunas cosillas para cenar en la habitación del resort, donde disponemos de microondas, cafés, infusiones, etc. Acertamos, porque la lluvia arreció convirtiéndose en tormenta que descargaba agua “a cántaros”.
Después de un buen rato de velada, pusimos fin a la accidentada jornada.
DÍA XVII (27-07-2014) KRABI – ISLAS PHI PHI
En las calles – o carreteras – que discurren paralelas a estas playas donde nos encontramos, se pueden ver decenas de oficinas de información turística; en realidad son oficinas donde se ofrecen todo tipo de excursiones por las innumerables islas cercanas para conocer sus playas, hacer “trekking” a través de sus parajes selváticos, disfrutar practicando “snorkel” o buceo, etc. La oferta de muy amplia y para todos los gustos y bolsillos. Nosotros hemos decidido visitar las islas Phi Phi.
En una lancha rápida, con un mar un poco alterado que hizo que la travesía fuera un tanto incómoda, llegamos a la isla Kho Phi Phi Leh, recalando en la playa donde se filmó la película homónima “La Playa”
El paraje es sensacional, pero la visita en sí fue horrible por la aglomeración de visitantes que hacía casi imposible desplazarse sobre la arena, además de las decenas de barcos que, a pocos metros de la arena, llegaban y partían sin cesar. Para disfrutar de esta playa y de este paraje, es preciso llegar antes de las 9 de la mañana que es cuando comienzan a llegar los barcos con los turistas o bien acercarse a otras islas menos “famosas”.
 
                                                  Islas Phi Phi
 
Seguimos navegando bordeando la escarpada isla donde pudimos ver bonitos entrantes del mar en la tierra y la conocida “cueva del bikingo o cueva vikinga” donde dicen que se refugiaron los piratas malayos, aunque ahora se utiliza para la cría de golondrinas ya que sus nidos son muy apreciados y alcanzan un precio astronómico en los mercados para gourmets. En una tranquila zona, de aguas no muy profundas pero totalmente transparente, hicimos una parada para disfrutar unos minutos practicando “snorkel” y comtemplar el fondo marino de coral y los peces multicolores.
Proseguimos hacia la isla Kho Phi Phi Don, la más grande del archipiélago de las Phi Phi, donde comimos en un buffet a todas luces preparado para satisfacer a cientos de turistas simultaneamente.
Acabada la comida nos allegamos a una pequeña playa de arenas blancas para disfrutar de un rato de relax; demasiado poco tiempo, teniendo en cuenta lo bien que se estaba a la sombra de los árboles sobre la arena. Después de otro rato de navegación, otros minutos de “snorkel”, en esta ocasión más interesante que el anterior.
Regresamos al embarcadero de Krabi, desde donde en un “pick-up” cada excursionista fue llevado a la puerta de su respectivo hotel.
 
                                                Islas Phi Phi
 
Ha sido una excursión interesante y divertida, pero el mal estado del mar, la muchedumbre en la primera isla e ir con el tiempo medido, la han deslucido bastante. En cualquier caso, los paisajes son de ensueño.
Sin duda, la mejor forma de apreciar la belleza de estas islas y disfrutar de sus playas, es huir de los “tours” masivos y cronometrados y contratar los servicios de un barquero a lo largo de todo el día sin imposición de horarios.
Ya en el hotel, disfrutamos de un relajante baño en la piscina para luego salir en busca de algún lugar donde cenar y ... vaya que lo encontramos; se llama “Hippies Bar” ; atención exquisita y deliciosa comida. Seguro volveremos de nuevo.
DÍA XVIII (28-07-2014) KRABI
Por primera vez desde que llegamos a Tailandia, podemos ver un cielo totalmente azul, aunque no tardarían mucho en aparecer negros nubarrones; no obstante, la lluvia hoy no nos visita.
Hoy ha sido un día tranquilo. Sólo un paseo por la calle que discurre paralela al mar donde todo son restaurantes, casas y puestos callejeros de comida, cabinas de masajes, tiendas de recuerdos, oficinas de excursiones, etc.; todo enfocado al turista. Compramos algún regalito que faltaba y como el calor aprieta de lo lindo, regresamos al resort a disfrutar de la piscina, las hamacas y los masajes.
 
                                                Hippies Bar-Restaurant
 
Después de comer en el mismo lugar donde cenamos ayer, más tiempo de relax, sin hacer nada de nada salvo piscina y sol, hasta que cae la noche y se llega la hora de cenar.
La temperatura es muy agradable, con apenas bochorno. Por vez primera podemos observar las estrellas en el cielo tailandés; llama la atención este pequeño detalle, pues es la primera vez en 20 días que las nubes permiten su observación.
Sentimos una cierta nostalgia porque el viaje termina y también porque tenemos que abandonar un país de una belleza arquitectónica y paisajística impresionantes y sobre todo con unas gentes super acogedoras. Pero toca preparar el equipaje, pues mañana emprendemos el regreso a casa.
DÍA XIX (29/31-07-2014) KRABI – BANGKOK - BARCELONA
Éste es nuestro último día en Tailandia. Aprovechamos la mañana para dar un último paseo por la zona de playa antes de que la lluvia hiciera su presencia; llegamos a Krabi con lluvia y nos vamos también con lluvia; cosas del clima tropical.
A media tarde un minibús nos transportó del hotel al aeropuerto de de la ciudad, donde a las 6 de la tarde tomamos el avión que nos llevaría al aeropuerto de vuelos domésticos de Bangkok, el llamado Don Muang; desde aquí nos dirigimos al internacional, denominado Suvarnabhumi, utilizando un “transfer” que une los dos aeropuertos mediante un autobús, lo que nos llevó algo más de una hora. Nuestro avión rumbo a El Cairo tiene previsto su despegue a las 00:05, por lo que nos quedan aún casi 4 horas de espera, tiempo suficiente para recorrer el aeropuerto “de cabo a rabo”. Despegamos con algo de retraso y tenemos por delante 10 horas de vuelo hasta llegar a El Cairo. Cena a bordo y después... antifaz, mantita y calcetines y a intentar dormir unas horas. Llegamos a El Cairo sobre las 6 de la mañana por lo que nos toca esperar más de 4 horas para tomar el avión que nos acercaría a Roma. Al igual que a la ida, en el aeropuerto pasamos casi frío debido al aire acondicionado; parecía increíble estar pasando casi frío y que tan solo atravesando un cristal la temperatura superara los 30º C. Volamos hasta Roma, donde tuvimos que cargar de nuevo con el equipaje. Nuestro último vuelo estaba previsto para las 21 horas; intentamos cambiarlo por otro que despegaba varias horas antes, pero no fue posible porque estaba completo. La espera en Roma se hizo interminable, agotadora. Para colmo la salida del avión se demoró casi una hora. Por fin emprendimos la última etapa del viaje, tomando tierra en Barcelona casi a las 12 de la noche.
Este viaje de regreso resultó muy pesado, pues por economizar unos euros, tuvimos que sufrir dos escalas lo que supuso 31 horas desde que subimos al primer avión hasta que aterrizamos en Barcelona. Hemos aprendido la lección para el próximo.
En cualquier caso, regresamos contentos de nuestro periplo por Tailandia; es un destino turístico único. Vale la pena, y lo aconsejo, pasar unas semanas conociendo una cultura, una arquitectura, unos paisajes... diferentes y una gente encantadora.

sábado, 1 de noviembre de 2014

VIAJE POR TAILANDIA (en coche) II


DÍA VII. (17-07-2014) AYUTTHAYA – KANCHANABURI
Después de la remojada de ayer, el día comienza con una temperatura agradable, pero a media mañana el calor y el bochorno agobian como siempre.
Ayutthaya, fundada en 1350, fue una gran potencia y una de las ciudades más grandes de Asia durante los siglos XV y XVI, llegando su decadencia en el XVIII.
Interesantes ruinas esparcidas por una amplia zona al lado de la ciudad moderna, evocan el esplendor de su pasado. Como quiera que los diferentes templos están distribuidos en una amplia zona, por cierto llamada “la isla o ciudad del agua” ya que se encuentra localizada entre los ríos Chao Praya, Lopburi y Pa Sak, la mejor opción es contratar un “tuk-tuk” por 3 ó 4 horas para desplazarse de un templo a otro. Entre otras ruinas, merecen visitarse el Wat Pra Ram con su torre o “prang” en forma de mazorca; el Wat Thammikarat; el Wat Ratchaburana; el Wat Lokaya Sutharam con una imagen encalada de un Buda recostado de 37 m. de largo y 7 m. de altura, que rivaliza en tamaño con el que se encuentra en el Wat Pho de Bangkok. Son muchas las ruinas a visitar, imposible de relacionar todas aquí.
 
                                    Ciudad histórica de Ayuthaya
El Wat Phra Mahathat, alberga una atracción especial, o diferente: el Buda entre raíces; se trata de la cabeza de una estatua de Buda inserta entre las raíces de un árbol. La leyenda cuenta que al ser decapitada la estatua de Buda cuando fue saqueada la ciudad, un árbol la protegió con sus raíces y al crecer éstas han rodeado la cabeza. Una teoría afirma que el árbol creció alrededor de la cabeza durante el período en que el templo fue abandonado. Una segunda teoría dice que un ladrón escondió allí la cabeza, sin que volviera a recoger su botín y un árbol rodeó la cabeza con sus raíces. Sea como fuere, queda patente su divinidad con las múltiples ofrendas que los creyentes depositan a su alrededor.
Hacia mediodía ponemos rumbo a Kanchanaburi. Tan solo 150 Km. separan ambas ciudades. Las carreteras siguen siendo buenas; casi todo el camino autovías. Nos sorprende un intenso aguacero al llegar a la ciudad; hoy la lluvia ha llegado un par de horas antes de lo que ya nos tiene acostumbrados.
Con la ayuda de un joven que nos guió con su moto, llegamos al hotel -Hotel Kan- que tiene unas vistas preciosas a la verde montaña y al río que discurre a poco más de 50 m.
Después de comer a la orilla del río nos acercamos a ver el Cementerio de Guerra; este cementerio contiene los restos de 6.982 prisioneros de guerra australianos, holandeses y británicos que perdieron su vida en la construcción del ferrocarril de la muerte que llegaba hasta Birmania, depositados en otras tantas tumbas perfectamente alineadas y cuidadas. Impresiona ver que muchas de las tumbas pertenecen a jóvenes que no llegaban a la veintena de años; otros con pocos más de 30 y que dejaron su vida en una guerra que ellos ni crearon ni quisieron.
Al lado del este cementerio existe otro, en este caso budista; sus lápidas y tumbas nada o muy poco tienen que ver con la cultura occidental y quizás por ello llama la atención.
En uno de los extremos de la ciudad, se erige uno de sus monumentos más representativos y mundialmente conocido gracias a la película del mismo nombre: el puente sobre el río Kwai. Aquí los japoneses obligaron a los prisioneros de guerra a construir un puente a través del río Kwai en 1943, primero de madera y después de acero para permitir el paso del tren hacia Birmania. Fue bombardeado por los aliados en 1945 y reconstruido tras la guerra a corta distancia de su emplazamiento original. En la actualidad sólo se conservan algunas de las bigas curvas originales en su estructura. Recorro el puente en su totalidad un par de veces, teniendo que apartarme en la segunda porque el tren lo está atravesando. Es imposible caminar sobre las vías sin sentir cierta emoción al pensar que estás paseando sobre un trozo de la historia reciente.
                                   Puente sobre el río Kwai
Con cierta emoción contenida, la noche nos ha envuelto con su manto y el estómago pide socorro; atendimos su demanda en una especie de mercado nocturno donde proliferan los puestos de comida callejera; me viene a la memoria las deliciosas creps que tomamos. Tras la informal cena, nos retiramos a descansar. Como decía, para quienes nos gusta la historia, ha sido una tarde cargada de emociones.
DÍA VIII. (18-07-2014) KANCHANABURI: FERROCARRIL DE LA MUERTE

Un poco de historia. Durante la II Guerra Mundial, Japón decidió conectar por ferrocarril Birmania con Non Pladuk en Tailandia con el fin de transportar armamento hacia el país birmano de forma más segura que por vía marítima. Se trata de una línea férrea de 415 Km. cuya construcción comenzó en 1942 tardándose sólo un año en construirla, aunque se utilizó escasamente dos años. Los japoneses utilizaron como mano de obra decenas de miles de prisioneros de guerra en unas condiciones infrahumanas, muriendo más de 100.000 personas durante su construcción.
Es posible recorrer en tren los 50 Km. de esta vía que separan la ciudad de Kanchanaburi de Nan Tok. Teníamos entendido que el paisaje era digno de verse, pues el tren atravesaría la selva y pasaría por peligrosos acantilados. Decidimos hacer el recorrido que nos llevó unas dos horas y media esperando encontrarnos con tales maravillas de la naturaleza, pero la realidad es que nada de selva, aunque el paisaje era frondoso, a veces con el río Kwai al lado y tan solo un par de acantilados de pocos metros; un viaje monótono. Como soy un forofo del tren, a pesar de esa monotonía, el viaje me ha gustado.
Una vez en Nan Tok, pretendíamos visitar el parque nacional de Erawan y las cataratas del mismo nombre, pero la pronta salida del tren del regreso no nos lo permitió. A poco más de 2 km. existen otras menos importantes, las conocidas como Say Yok, a las que nos acercamos en taxi.
El paraje es muy agradable pero las cataratas no tenían demasiado caudal pues la época de lluvias aún no había comenzado.
 
                                                    Ferrocarril de la muerte
Para ir con más calma, cambiamos de planes. Decidimos comer en una especie de restaurante-bar-quiosco, por cierto propiedad del taxista que nos condujo hasta allí; tanto él como su mujer, estuvieron pendientes en todo momento de que nuestra estancia fuera agradable y … así fue. Comimos bien y económico y después regresamos a Kanchanaburi en el coche del propietario del local, que como dije, también era taxista.
Una vez en la ciudad, aprovechamos la tarde para hacer algunas compras en el mercadillo que se monta al lado del histórico puente; cenamos en uno de los muchos restaurantes existentes en la zona, aconsejado en los foros de viajes y dimos por concluida la jornada, que en esta ocasión ha sido bastante tranquila.


DÍA IX. (19-07-2014) KANCHANABURI – SUKHOTHAI
Hemos salido con retraso de Kanchanaburi. Era preciso cambiar divisas y repostar antes de salir; es sábado y los bancos están cerrados pero al fin pudimos cambiar nuestros euros por “bahts” en una casa de cambio.
Ponemos rumbo a Sukhothai. Por el camino encontramos varios templos y nos detenemos unos minutos a visitarlos. No son tan grandes ni tan ostentosos como los más importantes de Bangkok, pero tienen su encanto.
En uno de ellos, al ser fin de semana, hay gran afluencia de devotos que, en familia, han acudido a rezar a su dios y pasar el día. Sin duda que este “ambiente” es mucho menos turístico y mucho más real, más cercano al pueblo y se pueden observar sus ritos. Decenas de monjes distribuidos por las diferentes dependencias del templo bendicen o ponen pulseras de lana de la suerte a quienes se lo piden, sean o no lugareños.
La carretera se abre paso entre parajes verdes junto a llanuras inmensas de arrozales. Atravesamos varios pueblos y pequeñas ciudades. Llama nuestra atención que a la entrada de cada localidad, un inmenso arco policromado cruza la carretera; en lo más alto del mismo se enmarca una gran fotografía o pintura del rey que parece dar la bienvenida a la ciudad. La figura de los reyes, en especial la del rey, la podemos encontrar en cualquier punto del país ya sea a la entrada de las ciudades, en vallas publicitarias, en escaparates, ….. El rey es un personaje intocable para los tailandeses; como su dios viviente en la tierra.
Después de 350 Km. por fin llegamos a Sukhothai sobre las 20 horas. Nos acomodamos en el hotel -Baam Rim Klong Resort- que son bungalows a las afueras de la ciudad, en medio del campo; es noche cerrada y no se aprecia el paisaje que nos rodea, pero se me antoja semi-selvático. Mañana con la luz del día lo sabremos.
 
                                  Ciudad histórica de Sukhothai
La zona con “movimiento” de la ciudad está a poca distancia y allí nos acercamos a cenar. Cenamos bien en el Viloon, una especie de chiringuito-restaurante muy habituales en este país; con la bebida no llegó a 4 €uros por persona; el coste de la comida en sí, rozó los 2 €uros.
Una vueltecita por la ciudad, que a estas horas parece como si estuviese deshabitada y … a descansar.
DÍA X. (20-07-2014) SUKHOTHAI – CHIANG MAI
Sukhothai es una ciudad del centro de Tailandia de unos 40.000 habitantes que, alrededor de 800 años atrás fue la capital del Reino el mismo nombre, primer gran reino tailandés y considerado como el origen de la nación tailandesa y que existió desde mediados del siglo XIII a mediados del siglo XV, cuando fue absorbido por el segundo gran reino tailandés, el reino de Ayuthaya.
A 12 Km. de la ciudad moderna, se encuentra el principal atractivo de Sukhothai, el parque histórico o ciudad antigua, que alberga las ruinas de la antigua Sukhothai y que es uno de los lugares históricos más importantes de Tailandia. Las estatuas de piedra de Buda y las ruinas de sus templos, han superado el paso del tiempo y ofrecen al visitante una idea de lo que otrora fue esta gran ciudad. Este parque histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1991.
Como digo, el parque histórico alberga las ruinas arqueológicas de la antigua capital del reino de Siam. Las murallas de esta antigua ciudad forman un rectángulo de 2 Km. por 1,6 Km; una puerta en el centro de cada muralla permite el acceso al recinto, que además de jardines, lagos y bosque delicadamente conservados, alberga las ruinas de 11 templos que pueden visitarse en dos o tres horas.
Fuera del recinto amurallado existen ruinas de decenas de templos esparcidos por una amplia zona. Entre los existentes intramuros merece la pena destacar los siguientes:
El Wat Mahathat: es quizás el templo más importante del recinto; está rodeado por un foso y entre lo que queda de su columnata se alza la figura de un Buda sentado del siglo XIII.
El Wat Trapang Thong: se trata de un pequeño templo que se levanta sobre una isla en medio de un lago artificial poblado de lotos y al que se accede mediante una pasarela desde tierra firme.
El Wat Si Sawai es problabemente el templo más antiguo del parque, pues se construyó antes de que Sukhothai se convirtiera en la capital del reino de Siam. De origen hindú, tiene tres torres y está decorado con varias figuras de divinidades. Es quizás el más bonito de todo el complejo.
Dejando al margen el valor histórico del parque que, sin duda alguna es enorme, es sumamente ameno desplazarse en bicicleta o en coche, como hicimos nosotros, de un templo a otro por los caminos perfectamente asfaltados que surcan todo el recinto. Las tres horas largas que permanecimos allí, pasaron en un suspiro.
 
                       Ciudad histórica de Sukhothai
Pero debíamos seguir el itinerario previsto y emprendimos viaje hacia Chiang Mai. Sobre la marcha nos detuvimos a comer en un bar al aire libre al lado de la carretera; comimos estupendamente por menos de 2 €uros por persona incluyendo la bebida.
Teníamos previsto visitar otro templo en ruta, pero era preciso desviarse 40 Km. y desistimos de la idea. Sí que hicimos una parada en la ciudad de Lampnag; aquí visitamos un templo birmano, bastante diferente a los tailandeses, especialmente en el interior.
Llegamos a Chiang Mai; localizamos nuestro hotel gracias a una amable señora que nos guió con su moto cuando ya nos faltaban pocos metros para llegar. Me costó que aceptara los 40 bahts que, a modo de agradecimiento, ofrecía a su hija de corta edad que portaba en la moto. El hotel –Rawisara Villa Resort- es un complejo precioso; alejado del centro de la ciudad y al lado de un templo, tres edificios de una sola planta ubicados alrededor del jardín y la piscina, albergan las amplísimas y confortables habitaciones. El personal del hotel, que nos recibió ofreciéndonos un cóctel de bienvenida, fue sumamente amable, acogedor y dispuesto en todo momento a prestar la ayuda que necesitáramos.
Nos sirvieron la cena en la habitación y después de preparar el plan para el día siguiente, tocaba descansar un poco.
DÍA XI. (21-07-2014) DOI SUTHEP – TIGER KINGDOM
Hoy nos dirigimos hacia el Wat Doi Suthep. En realidad es el nombre de un parque natural con este mismo nombre cerca de Chiang Mai, en cuya cima se encuentra el templo que queremos visitar. Atravesamos la ciudad con dirección al parque a cuya entrada hay unas cataratas, que por falta de agua no eran muy atractivas; por un sendero entre árboles, es posible llegar a la parte superior de la cascada. A la bajada, entre otros varios, hay un puestecito donde se venden “bichos” fritos, como saltamontes, grillos, gusanos, etc. Ésto es algo peculiar de Tailandia, mundialmente conocido. No podíamos decir que habiendo estado en Tailandia no hubiéramos probado los insectos fritos, así que compramos unos pocos mezclados. La verdad es que cuesta un poco llevarse a la boca este “manjar”, pero echándole valor cogí una oruguita pequeña y me comí la mitad; no le encontré sabor a nada, simplemente tenía en la boca algo crujiente; luego siguió un grillo y después un saltamontes. No están mal y si además los mojas en una salsita que te dan, se pueden comer...pero sólo para poder decir “he comigo un saltamontes....”. Luego se animaron los demás y aunque poniendo cara de asco, se decidieron a probarlos también.
Seguimos ascendiendo, siempre en coche, llegando a un mirador desde el que se divisa una bonita vista del amplísimo valle donde se ubica la ciudad.
 
                       Wat Doi Suthep
La serpenteante carretera discurre ascendiendo entre frondosa vegetación. Poco después del mirador encontramos el templo Doi Saphra Suthep. Este templo se encuentra a 16 Km. de Chiang Mai sobre una colina de 1676 m. de altura. Una de las leyendas cuenta que este templo se ubica aquí porque uno de los reyes de Siam, hace 800 años, colocó sobre un elefante blanco una reliquia budista y prometió construir el templo donde se parase el elefante, cosa que hizo justamente en lo alto de esta colina.
Una vez aparcado el coche, es preciso subir una escalinata de 306 escalones, cuyas barandillas son las colas de dos dragones. Quien no tenga ánimo de subir por la escalera, tiene la alternativa de un funicular.
La escalera termina en una terraza abierta que rodea la “estupa o chedi” principal dorado que destaca sobre el resto de las construcciones. A la entrada del complejo hay una estatua de un elefante blanco, quizás en sintonía con la leyenda, como dando la bienvenida al visitante. Además de esta estatua, se pueden contemplar varias imágenes de Buda o una réplica del Buda Esmeralda de Bangkok. Alrededor del templo hay una serie de pequeñas campanas y que han de tocarse porque dan suerte, además de pequeños pabellones imitando pequeños templos, monjes dando sus bendiciones y varios miradores desde donde, si el día está despejado, se puede ver todo Chiang Mai.
Este es uno de los templos de perigrinación más importantes de la religión budista y se nota porque, a pesar del turismo, la presencia de nativos es mayor.
En la base de la montaña hay gran cantidad de tenderetes de todo tipo: recuerdos, ropa, comida, etc. Vimos uno de “delicias locales” a base de saltamontes, gusanos y demás; su aspecto era mucho más “saludable” que las de la mañana y decidimos hacer otra cata; la verdad es que con la salsita acompañante estaban buenos; tanto es así, que invitamos a probarlos a una familia de ingleses que nos observaban y tampoco les disgustaron, en especial a los más jóvenes.
La lluvia nos acompañaba desde que iniciamos la bajada del templo. Después de comer, ascendimos un poco más hasta el Bhubing Palace, residencia real construida en la década de los 60 del siglo pasado. Lo más destacable del palacio son los jardines; desistimos de visitarlos porque una densa niebla no lo permitía. La temperatura ha bajado hasta los 20º C y llueve intermitentemente.

                                    Tigres en el “Tiger Kingdom”

Comenzamos el descenso con intención de ir al denominado Tiger Kingdom. A pesar del navegador, que nos guiaba, fue complicado localizarlo, pero llegamos cinco minutos antes del cierre. Este lugar, como su nombre en inglés indica, el es reino de los tigres. Es una especie de zoo donde sólo hay tigres pero, a diferencia del zoo tradicional, aquí se les puede acariciar, cogerles la cola y hasta tumbarse con ellos, siempre bajo la supervisión de uno de los cuidadores. Los tigres están separados por edades o tamaños: bebés, pequeños, medianos y grandes. Yo opté por verlos a poca distancia desde fuera; impresiona ver a estos enormes gatitos correr, bañarse o juguetear a tan corta distancia.
Regresamos a la ciudad para visitar, o mejor dicho, patear el mercado nocturno. Este bazar está situado fuera de la ciudad antigua y lo componen grandes carpas con cientos de puestos en su interior; la zona también está rodeada de puestos y chiringuitos de comida, lo que hace de toda el recinto el lugar ideal para comprar todo tipo de recuerdos. Quizás sea éste el mejor sitio para hacer las clásicas comprar que se suelen hacer en los viajes, pues se puede encontrar de todo lo que te puedas imaginar y a mucho mejor precio que en Bangkok. Cuando llegamos comenzó a llover de nuevo y en un santiamén todos los puestos que estaban al aire libre se cubrieron de plásticos... y a seguir vendiendo. En el interior hay zona con restaurantes mejor equipados donde se puede encontrar comida tailandesa, mediterránea, hindú, árabe.... En uno de ellos cenamos y después de dar otro “garbeo” entre los puestos, regresamos al hotel.


DÍA XII. (22-07-2014) CHIANG MAI
Es nuestro segundo día en Chiang Mai. Dedicamos la mañana a visitar algunos templos de la ciudad. Si bien todos ellos son del mismo tipo de elementos arquitectónicos, todos son diferentes y no es posible decir aquello de “visto uno, vistos todos”. El primero que visitamos fue el Wat Phra Sing; siento que este templo tiene algo especial; no sabría decir exactamente qué le hace diferente: si más acogedor, más sagrado... Un amable monje que paseaba por el recinto y que a buen seguro supera los 90 años, nos permite hacernos unas fotos a su lado y nos bendice; se le ve todo bondad; una pena no podernos entender con palabras.

                                    Wat Phra Sing

A pocos metros del templo, en la calle Ratchadamnoen está la pequeña cafetería Akha Ama Coffee (www.akhaama.com); vale la pena hacer una paradita y tomar un granizado de café mientras el aroma de todo tipo de buen café deleita la pituitaria.
Reservamos una excursión para visitar un campo de elefantes y otras actividades y continuamos visitando algunos templos más; se acercaba la hora de comer y fuimos en busca del cercano restaurante Ratchamnoen kitchen, aconsejado en los foros; lo encontramos cerrado, pero no fue difícil encontrar otro muy cerca donde también comimos bien y barato. Durante la comida cayó un fuerte aguacero.
Después de comer visitamos un par de templos más, que por cierto en todos es posible aparcar en el interior del recinto y regresamos al hotel pues debíamos recoger la colada que hicimos a primera hora de la mañana en una lavandería próxima. Una vez recogida, apetecía unos minutos de relax en la piscina del hotel, mientras caía la noche.
Después nos dirigimos al Anusarn Market, que resultó ser una parte del mercado nocturno, que se desmantela durante el día. Algunas compras más y cena en uno de los muchos restaurantes existentes. Después de otra vuelta por el mercado para “bajar la cena”, volvimos al hotel.


DIA XIII. (23-07-2014) CHIANG MAI – PARQUE NTRAL. DOI INTHANION
La parte norte de Tailandia es la que cuenta con mayor extensión de selva tropical. Gran parte de esta zona se consideran parques naturales y por tanto están especialmente protegidos. En cualquier caso, todos ellos cuentan con una amplia infraestructura de carreteras, caminos, rutas de “trekking”, miradores, etc. perfectamente cuidadas y señalizadas. Uno de estos parques naturales, situado a unos 85 Km. al SO de Chiang Mai, es el parque natural Doi Inthanion, también conocido como “El Techo de Tailandia”, pues aquí se encuentra el pico más alto del país con 2565 m. de altura; esta montaña forma parte de la cordillera del Himalaya. Debido a la altura, el parque tiene una humedad elevada y la temperatura muy baja; la temperartura al medio día oscila alrededor de los 12º C.
Unos 500 m. antes de la entrada al parque, sale el desvío a la izquierda que conduce a las cataratas Mae Klang Waterfalls. Junto a la entrada de la cascada hay una amplia zona de aparcamiento. El camino termina junto a un mirador a los pies de la catarata. Por un sendero que la bordea se puede acceder al inicio de la misma.
Un poco más adelante está la entrada al parque – entrada 200 THB (4,5 €) por persona y 30 THB (0.60 €) por el coche; en la oficina de atención al visitante facilitan un folleto con información acerca del parque y un sencillo mapa, pero que sirve para situarse perfectamente. Pocos metros después, a la izquierda, hay un templo cuyo nombre no recuerdo, pero que vale la pena dedicarle unos minutos.
 
                                    Wat Numtok Maeklang

La carretera serpentea entre una frondosidad impresionante. En el Km. 21 después de la entrada al parque, encontramos la Wachidatan Waterfall; se trata de una catarata con bastante caudal y con una nada despreciable caída de 80 m. Una escalera sube desde el aparcamiento hasta el mirador desde donde se ve toda la cascada. Las gotas de agua que se desprenden de la cascada, arrastradas por el viento, mojan a los visitantes.
Continuamos la ascensión y llegamos a las Sirathan Waterfalls. Se encuentra muy cerca de la carretera; de hecho el aparcamiento está pegado a la misma, a mano izquierda. Se han de bajar unos 100 metros por una escalera que desembocaba en un mirador. Una bajada suave y sencilla. El mirador se encuentra enfrente de la cascada, por lo que la perspectiva es inmejorable. La cascada no es muy alta, pero sí bastante ancha y con un ruido ensordecedor. Y por si eso no basta, se encuentra enmarcada entre dos paredes totalmente cubiertas por la vegetación.
Repusimos fuerzas en la zona donde se ubica la sede oficial del parque.
Después de comer, acompañados de la fina lluvia correspondiente, ascendimos hasta la cima donde se encuentran las Pagodas del Rey y de la Reina, que no son sino dos “chedis” construidos en lo alto de la montaña, llenos de mosaicos de mármol con incrustaciones doradas. Este lugar es una de las joyas del parque, pero que no pudimos contemplar porque una espesa niebla lo impedía. La temperatura esa muy baja, unos 15º C, pero con la llovizna y el viento, la sensación térmica era aún menor.
Son 41 Km. desde la entrada del parque que hay que deshacer al bajar. El paisaje es tan bonito, que la ruta no se hace pesada; la carretera está limitada por una vegetación salvaje y espesa que lo llena todo y las diferentes paradas en las cascadas, son el remate final.
Ya de regreso nos dirigimos a un poblado Mong (posiblemente Mong Khun Klang). Lo catalogan como poblado tribal, pero en realidad puede ser un poplado cualquiera; eso sí, no está enfocado al turismo; no hay tiendas y cada vecino va a lo suyo. Atravesando el poblado, a la izquierda, un camino lleva a la base de la cascada Siriphum; no es tan llamativa como las anteriores, pero el paraje es impresionante. Se puede pasear por un jardín botánico con unos helechos gigantes bajo unos árboles que también lo son.
Una vez en la ciudad, acabamos una vez más en el Mercado Nocturno. Como es un lugar que tiene todo lo necesario y además es fácil de acceder ¿para qué buscar otro ?. Ya lo dice el refrán: “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”.
                                    Catarata Wachidatan
DÍA XIV (24-07-2014) CHIANG MAI: ELEFANTES, “RAFTING”...
Hoy también toca naturaleza, pero algo diferente en cuanto a actividades se refiere. Hace dos días contratamos una excursión de todo el día que comprende varias actividades que prometen ser divertidas.
A las 9 de la mañana un minibús, por cierto un poco antiguo o muy trabajado, nos recoge al lado del templo Phra Sin y junto a otros siete pasajeros más, comenzamos la aventurera jornada.
Granja de orquídeas: La primera parada la hacemos pocos minutos después en una granja de orquídeas. Se trata de una plantación, sumamente cuidada, donde se pueden observar cientos de orquídeas de todos los colores. Curiosamente las transparentes macetas que las contienen están suspendidas en el aire, es decir, la planta no está plantada en tierra firme; la humedad ambiental es suficiente para su desarrollo; es un conjunto de un colorido sensacional.
Justo al lado hay un apartado donde revolotean cientos de mariposas que no me llaman la atención ni por su tamaño ni por su colorido; son similares a las que podemos encontrar en nuestras latitudes.
 
                                                             Mujer de cuello largo o mujer jirafa    
 
Poblado Mong: La siguiente parada fue en un poblado Mong. Es un pueblecito orientado al turismo; desde la zona de aparcamiento, un camino de tierra jalonado de puestos que ofrecen “souvenirs” al turista, lleva al pueblecito. Un poco más adelante, en cada tenderete hay una “mujer de cuello largo” o si se quiere “mujer jirafa”, con sus múltiples anillas alrededor del cuello; algunas también las llevan en los tobillos y en las muñecas. Con una sonrisa ofrecen su mercancía; no ponen inconveniente alguno en fotografiarse con ellas, al contrario, lo facilitan. Hay también niñas que no superan los 12 ó 14 años que ya llevan algunas anillas. Compramos algunas cosillas y nos fotografiamos con la que tenía más anillos en el cuello; ella supercontenta de que compremos en su puesto y nosotros agradecidos por conseguir un recuerdo con unos personajes tan autóctonos de Tailandia.
Campo de elefantes: Regresamos al minibus y continuamos hasta un campo de elefantes, donde tuvimos la oportunidad de dar un paseo a lomos de uno de ellos o mejor dicho, un paseo en silla a lomos de elefante durante unos 45 minutos por la orilla del río y vadeándolo al regreso. Me llaman la atención las enormes plantas de sus patas y los profundos agujeros que forman en el suelo húmedo al pisar todos en el mismo sitio.
El ir sentado a más de dos metros del suelo y el bamboleo del paquidermo al caminar, obliga a aferrarse bien a la silla para más seguridad.
En un buffet anexo hicimos la comida, incluida en el pack.

                                     Paseo a lomos de elefante
 
Balsa de bambú: Después de comer nos dejamos llevar por la corriente del río sobre una balsa de bambú. Un paseo relajante a más no poder: el río, la vegetación exhuberante a sus orillas y .... el silencio, roto tan solo por el canto de algún pájaro en la espesura del bosque.
Trekking: Tras 20 minutos de carretera a través de la selva, llegamos a una zona para hacer un corto “trekking”; y tan corto, pues tan solo duró 15 minutos a través de la selva, hasta llegar a unas sencillas cataratas donde pudimos tomar un baño y dejarnos caer deslizándonos por la roca por donde caía el agua de la cascada. Fue una actividad simplona, pero divertida; todos sacamos ese punto de niño que aún nos queda dentro.
Rafting: Terminaríamos nuestra excursión con otra divertida actividad como es hacer unos minutos de “rafting”. Equipados con el bañador, el salvavidas, el casco y un remo, comenzamos el descenso. Antes de subir a la zodiac, unas sencillas intrucciones en inglés de cómo navegar; a los monitores no les importaba demasiado si entendíamos o no lo que nos decían; bien sabían que no existe el más mínimo peligro. En efecto, se trata de una bajada sin riesgo, pero súmamente diverrtida, en especial cuando la embarcación pasa por los sencillos rápidos que atravesamos. Después de casi una hora, pisamos tierra firme, nos dimos una ducha y regresamos a la ciudad.
Ya en Chiang Mai, decido experimentar o sufrir un masaje tailandés; sólo media hora, no me atrevía a más; al ser poco tiempo, la masajista sólo podía “trabajar” espalda, cuello y cabeza. Sería un masaje, pero ... dolía lo suyo; la masajista presionaba con el codo, con la rodilla o se ponía de pie e incluso daba algún pasito sobre mí. Salí dolorido del local, pero después de unas horas y al día siguiente se notaba que los músculos habían vuelto un poco a “su sitio”.
En la cena que siguió, tomé unos spaguettis deliciosos en un restaurante cercano. No son más que las 10, pero mañana volamos para Krabi y hay que preparar el equipaje.