martes, 11 de noviembre de 2014

VIAJE POR TAILANDIA (en coche) III


DÍA XIV (24-07-2014) CHIANG MAI: ELEFANTES, “RAFTING”...
Hoy también toca naturaleza, pero algo diferente en cuanto a actividades se refiere. Hace dos días contratamos una excursión de todo el día que comprende varias actividades que prometen ser divertidas.
A las 9 de la mañana un minibús, por cierto un poco antiguo o muy trabajado, nos recoge al lado del templo Phra Sin y junto a otros siete pasajeros más, comenzamos la aventurera jornada.
Granja de orquídeas: La primera parada la hacemos pocos minutos después en una granja de orquídeas. Se trata de una plantación, sumamente cuidada, donde se pueden observar cientos de orquídeas de todos los colores. Curiosamente las transparentes macetas que las contienen están suspendidas en el aire, es decir, la planta no está plantada en tierra firme; la humedad ambiental es suficiente para su desarrollo; es un conjunto de un colorido sensacional.
Justo al lado hay un apartado donde revolotean cientos de mariposas que no me llaman la atención ni por su tamaño ni por su colorido; son similares a las que podemos encontrar en nuestras latitudes.
Poblado Mong: La siguiente parada fue en un poblado Mong. Es un pueblecito orientado al turismo; desde la zona de aparcamiento, un camino de tierra jalonado de puestos que ofrecen “souvenirs” al turista, lleva al pueblecito. Un poco más adelante, en cada tenderete hay una “mujer de cuello largo” o si se quiere “mujer jirafa”, con sus múltiples anillas alrededor del cuello; algunas también las llevan en los tobillos y en las muñecas.
 
                                        Mujer jirafa o de cuello largo
 

Con una sonrisa ofrecen su mercancía; no ponen inconveniente alguno en fotografiarse con ellas, al contrario, lo facilitan. Hay también niñas que no superan los 12 ó 14 años que ya llevan algunas anillas. Compramos algunas cosillas y nos fotografiamos con la que tenía más anillos en el cuello; ella supercontenta de que compremos en su puesto y nosotros agradecidos por conseguir un recuerdo con unos personajes tan autóctonos de Tailandia.
Campo de elefantes: Regresamos al minibus y continuamos hasta un campo de elefantes, donde tuvimos la oportunidad de dar un paseo a lomos de uno de ellos o mejor dicho, un paseo en silla a lomos de elefante durante unos 45 minutos por la orilla del río y vadeándolo al regreso. Me llaman la atención las enormes plantas de sus patas y los profundos agujeros que forman en el suelo húmedo al pisar todos en el mismo sitio.
El ir sentado a más de dos metros del suelo y el bamboleo del paquidermo al caminar, obliga a aferrarse bien a la silla para más seguridad.
En un buffet anexo hicimos la comida, incluida en el pack.
 
                                               Paseo a lomos de elefante
 
Balsa de bambú: Después de comer nos dejamos llevar por la corriente del río sobre una balsa de bambú. Un paseo relajante a más no poder: el río, la vegetación exhuberante a sus orillas y .... el silencio, roto tan solo por el canto de algún pájaro en la espesura del bosque.
Trekking: Tras 20 minutos de carretera a través de la selva, llegamos a una zona para hacer un corto “trekking”; y tan corto, pues tan solo duró 15 minutos a través de la selva, hasta llegar a unas sencillas cataratas donde pudimos tomar un baño y dejarnos caer deslizándonos por la roca por donde caía el agua de la cascada. Fue una actividad simplona, pero divertida; todos sacamos ese punto de niño que aún nos queda dentro.
Rafting: Terminaríamos nuestra excursión con otra divertida actividad como es hacer unos minutos de “rafting”. Equipados con el bañador, el salvavidas, el casco y un remo, comenzamos el descenso. Antes de subir a la zodiac, unas sencillas intrucciones en inglés de cómo navegar; a los monitores no les importaba demasiado si entendíamos o no lo que nos decían; bien sabían que no existe el más mínimo peligro. En efecto, se trata de una bajada sin riesgo, pero súmamente diverrtida, en especial cuando la embarcación pasa por los sencillos rápidos que atravesamos. Después de casi una hora, pisamos tierra firme, nos dimos una ducha y regresamos a la ciudad.
Ya en Chiang Mai, decido experimentar o sufrir un masaje tailandés; sólo media hora, no me atrevía a más; al ser poco tiempo, la masajista sólo podía “trabajar” espalda, cuello y cabeza. Sería un masaje, pero ... dolía lo suyo; la masajista presionaba con el codo, con la rodilla o se ponía de pie e incluso daba algún pasito sobre mí. Salí dolorido del local, pero después de unas horas y al día siguiente se notaba que los músculos habían vuelto un poco a “su sitio”.
En la cena que siguió, tomé unos spaguettis deliciosos en un restaurante cercano. No son más que las 10, pero mañana volamos para Krabi y hay que preparar el equipaje.
DIA XV (25-07-2014) CHIANG MAI – KRABI
Tailandia también ofrece al visitante interesantes áreas de descanso y playa. Al sur del país destaca la turística isla de Phuket y muchas otras como las Phi Phi, castigadas por el tsunami de hace algunos años.
Nosotros, no obstante, optamos por Krabi, con menor aglomeración turística. Después del ajetreo de estos días nos vendrán bien unos días de relax y esperamos que en Krabi los podamos encontrar y hacia allí volamos.
Abandonamos el hotel para dirigirnos al aeropuerto. Después de entregar el coche de alquiler, lo que se hizo de forma rápida y sin ningún problema y tras hacer los trámites de facturación de equipaje, embarque y demás, el avión despegó con destino a Krabi, donde llegamos sobre las 15 horas.
En un cómodo microbús, nos trasladamos a nuestro hotel -Krabi Aquamarine Resort- situado en la zona de Ao Nang Beach.
 
                                           Krabi Aquamarine Resort
 
La lluvia, que ya caía al aterrizar el avión, es persistente y no para de caer en toda la tarde, por lo que nos vimos obligados a estar “castigados” en la habitación del resort, hasta que decidí salir a explorar la zona cuando cesó un poco la lluvia siendo ya noche cerrada; el paseo tuve que hacerlo en chanclas, con chubasquero y paraguas. Al menos descubrí la ubicación de la playa y algunos restaurantes y puestos de comida donde cenar.
Lamentablemente la predicción meteorológica anuncia lluvias todos los días de nuetra estancia; me temo que relajarnos en la playa va a ser complicado. Espero que mis malos augurios no se cumplan.
Salimos a cenar a un restaurante cercano y después a descansar. El día no dio para más.
DÍA XVI (26-07-2014) KRABI
Si ayer no cesó de llover desde que llegamos a Krabi, en algunos momentos incluso torrencialmente, hoy ha amanecido un día soleado aunque con algunas nubecillas en el cielo.
Nos acercamos a la playa cercana, a unos 200 m. de nuestro resort; por el mapa nos percatamos que no se trata de Ao Nang sino de Nopparat Thara Beach; esta playa, como tal no tiene ningún valor: poca arena, suciedad y aguas lodosas por el fondo marino; incluyo alguna rata se deja ver por las tuberías que desaguan directamente en la playa. Nos acercamos a la vecina Ao Nang la cual está bastante mejor que la anterior, pero no vi por ningún lado el atractivo con que se publicita; el largo paseo marítimo, que en realidad es una carretera a modo de calle, es un sin fin de puestos de comida, restaurantes, cabinas de masaje, tiendas de “souvenirs”, etc. Sencillas motos con un sidecar a un lado, a modo de “tuk-tuk” y “pic-ups” que hacen de taxis compartidos, circulan por la carretera ofreciendo sus servicios a los turistas con un corto toque de claxon.
 
                                                  Playa Railay
 
Sabíamos de la cercana playa de Railay, a la que sólo se puede acceder en barca; pensamos que si sólo se puede acceder en barca, sería una playa como realmente se anuncia; así pues, decidimos tomar un “long tail” que nos llevase al lugar. No nos equivocamos; esta playa sí tiene el encanto de las playas tropicales: arena fina y blanca, vegetación junto a la misma arena, agua clara y templada y ...con algunas medusas.
Tardamos poco en zambullirnos en el mar. De repente veo a Cristina salir corriendo del agua con su brazo derecho estirado; desafortunadamente había “contactado” con una medusa; le aplico un líquido contra esta clase de picaduras; una señora autóctona que ofrecía masajes por la playa se percata de la situación y acude con un puñado de hojas que había cogido a pocos metros, las tritura con las manos mezclándolo con un poco de agua y extiende el emplasto sobre el brazo lesionado; el alivio es inmediato; lo deja actuar durante 20 ó 30 minutos y después de retirarlo aplica un ungüento y .... problema solucionado. La buena señora cada pocos minutos se acercaba a controlar su cura.
Una chica que viajaba con nosotros en el bote, se acercó al improvisado puesto de socorro con el mismo problema y poco después una niña.
Después de comer el cielo comenzó a ponerse gris dejando escapar algunas gotas y decidimos regresar a Krabi. Al bajar del bote, que atracó unos metros mar adentro, perdí el equilibrio y caí de espaldas al mar con la mochila al hombro, en cuyo interior portaba entre otras cosas el teléfono móvil y la videocámara; obviamente se mojaron y lamentablemente dejaron de funcionar. El teléfono no me importa tanto, pero perder las imágenes que había registrado a lo largo del viaje, me fastidió bastante; espero poder recuperarlas al regreso. El percance provocó la risa de los compañeros de viaje, risas que surgen de nuevo cada vez que lo recordamos.
La lluvia arrecia y optamos por comprar en un supermercado algunas cosillas para cenar en la habitación del resort, donde disponemos de microondas, cafés, infusiones, etc. Acertamos, porque la lluvia arreció convirtiéndose en tormenta que descargaba agua “a cántaros”.
Después de un buen rato de velada, pusimos fin a la accidentada jornada.
DÍA XVII (27-07-2014) KRABI – ISLAS PHI PHI
En las calles – o carreteras – que discurren paralelas a estas playas donde nos encontramos, se pueden ver decenas de oficinas de información turística; en realidad son oficinas donde se ofrecen todo tipo de excursiones por las innumerables islas cercanas para conocer sus playas, hacer “trekking” a través de sus parajes selváticos, disfrutar practicando “snorkel” o buceo, etc. La oferta de muy amplia y para todos los gustos y bolsillos. Nosotros hemos decidido visitar las islas Phi Phi.
En una lancha rápida, con un mar un poco alterado que hizo que la travesía fuera un tanto incómoda, llegamos a la isla Kho Phi Phi Leh, recalando en la playa donde se filmó la película homónima “La Playa”
El paraje es sensacional, pero la visita en sí fue horrible por la aglomeración de visitantes que hacía casi imposible desplazarse sobre la arena, además de las decenas de barcos que, a pocos metros de la arena, llegaban y partían sin cesar. Para disfrutar de esta playa y de este paraje, es preciso llegar antes de las 9 de la mañana que es cuando comienzan a llegar los barcos con los turistas o bien acercarse a otras islas menos “famosas”.
 
                                                  Islas Phi Phi
 
Seguimos navegando bordeando la escarpada isla donde pudimos ver bonitos entrantes del mar en la tierra y la conocida “cueva del bikingo o cueva vikinga” donde dicen que se refugiaron los piratas malayos, aunque ahora se utiliza para la cría de golondrinas ya que sus nidos son muy apreciados y alcanzan un precio astronómico en los mercados para gourmets. En una tranquila zona, de aguas no muy profundas pero totalmente transparente, hicimos una parada para disfrutar unos minutos practicando “snorkel” y comtemplar el fondo marino de coral y los peces multicolores.
Proseguimos hacia la isla Kho Phi Phi Don, la más grande del archipiélago de las Phi Phi, donde comimos en un buffet a todas luces preparado para satisfacer a cientos de turistas simultaneamente.
Acabada la comida nos allegamos a una pequeña playa de arenas blancas para disfrutar de un rato de relax; demasiado poco tiempo, teniendo en cuenta lo bien que se estaba a la sombra de los árboles sobre la arena. Después de otro rato de navegación, otros minutos de “snorkel”, en esta ocasión más interesante que el anterior.
Regresamos al embarcadero de Krabi, desde donde en un “pick-up” cada excursionista fue llevado a la puerta de su respectivo hotel.
 
                                                Islas Phi Phi
 
Ha sido una excursión interesante y divertida, pero el mal estado del mar, la muchedumbre en la primera isla e ir con el tiempo medido, la han deslucido bastante. En cualquier caso, los paisajes son de ensueño.
Sin duda, la mejor forma de apreciar la belleza de estas islas y disfrutar de sus playas, es huir de los “tours” masivos y cronometrados y contratar los servicios de un barquero a lo largo de todo el día sin imposición de horarios.
Ya en el hotel, disfrutamos de un relajante baño en la piscina para luego salir en busca de algún lugar donde cenar y ... vaya que lo encontramos; se llama “Hippies Bar” ; atención exquisita y deliciosa comida. Seguro volveremos de nuevo.
DÍA XVIII (28-07-2014) KRABI
Por primera vez desde que llegamos a Tailandia, podemos ver un cielo totalmente azul, aunque no tardarían mucho en aparecer negros nubarrones; no obstante, la lluvia hoy no nos visita.
Hoy ha sido un día tranquilo. Sólo un paseo por la calle que discurre paralela al mar donde todo son restaurantes, casas y puestos callejeros de comida, cabinas de masajes, tiendas de recuerdos, oficinas de excursiones, etc.; todo enfocado al turista. Compramos algún regalito que faltaba y como el calor aprieta de lo lindo, regresamos al resort a disfrutar de la piscina, las hamacas y los masajes.
 
                                                Hippies Bar-Restaurant
 
Después de comer en el mismo lugar donde cenamos ayer, más tiempo de relax, sin hacer nada de nada salvo piscina y sol, hasta que cae la noche y se llega la hora de cenar.
La temperatura es muy agradable, con apenas bochorno. Por vez primera podemos observar las estrellas en el cielo tailandés; llama la atención este pequeño detalle, pues es la primera vez en 20 días que las nubes permiten su observación.
Sentimos una cierta nostalgia porque el viaje termina y también porque tenemos que abandonar un país de una belleza arquitectónica y paisajística impresionantes y sobre todo con unas gentes super acogedoras. Pero toca preparar el equipaje, pues mañana emprendemos el regreso a casa.
DÍA XIX (29/31-07-2014) KRABI – BANGKOK - BARCELONA
Éste es nuestro último día en Tailandia. Aprovechamos la mañana para dar un último paseo por la zona de playa antes de que la lluvia hiciera su presencia; llegamos a Krabi con lluvia y nos vamos también con lluvia; cosas del clima tropical.
A media tarde un minibús nos transportó del hotel al aeropuerto de de la ciudad, donde a las 6 de la tarde tomamos el avión que nos llevaría al aeropuerto de vuelos domésticos de Bangkok, el llamado Don Muang; desde aquí nos dirigimos al internacional, denominado Suvarnabhumi, utilizando un “transfer” que une los dos aeropuertos mediante un autobús, lo que nos llevó algo más de una hora. Nuestro avión rumbo a El Cairo tiene previsto su despegue a las 00:05, por lo que nos quedan aún casi 4 horas de espera, tiempo suficiente para recorrer el aeropuerto “de cabo a rabo”. Despegamos con algo de retraso y tenemos por delante 10 horas de vuelo hasta llegar a El Cairo. Cena a bordo y después... antifaz, mantita y calcetines y a intentar dormir unas horas. Llegamos a El Cairo sobre las 6 de la mañana por lo que nos toca esperar más de 4 horas para tomar el avión que nos acercaría a Roma. Al igual que a la ida, en el aeropuerto pasamos casi frío debido al aire acondicionado; parecía increíble estar pasando casi frío y que tan solo atravesando un cristal la temperatura superara los 30º C. Volamos hasta Roma, donde tuvimos que cargar de nuevo con el equipaje. Nuestro último vuelo estaba previsto para las 21 horas; intentamos cambiarlo por otro que despegaba varias horas antes, pero no fue posible porque estaba completo. La espera en Roma se hizo interminable, agotadora. Para colmo la salida del avión se demoró casi una hora. Por fin emprendimos la última etapa del viaje, tomando tierra en Barcelona casi a las 12 de la noche.
Este viaje de regreso resultó muy pesado, pues por economizar unos euros, tuvimos que sufrir dos escalas lo que supuso 31 horas desde que subimos al primer avión hasta que aterrizamos en Barcelona. Hemos aprendido la lección para el próximo.
En cualquier caso, regresamos contentos de nuestro periplo por Tailandia; es un destino turístico único. Vale la pena, y lo aconsejo, pasar unas semanas conociendo una cultura, una arquitectura, unos paisajes... diferentes y una gente encantadora.

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