miércoles, 10 de septiembre de 2008

VIAJE A RUSIA (II)

En la entrada anterior, os mencionaba algunos aspectos que no habían satisfecho plenamente las espectativas que había puesto en el viaje; pero hay otros muchos, muchísimos aspectos positivos.
En primer lugar debo citar a nuestros compañeros de viaje; nuestro amigo y compañero Javier y su esposa, Juani.


Las comidas a bordo del barco fueron exquisitas y abundantes; con una presentación excelente, no tan solo de los platos en sí, sino el servicio en general: manteles y servilletas a juego y cada día diferentes; servilletas dobladas de una forma diferente también cada día; uniformes de los camareros; etc. He de hacer una mención especial a nuestra camarera Vika, que así se llamaba: guapa, simpática, siempre con la sonrisa en los labios (cosa rara en los rusos) ... un encanto de persona. Cuando me despedí de ella el día que abandonamos el barco, se le saltaron unas lagrimillas y he de confesar que yo también me emociné un poquillo.

Algunas actividades a bordo fueron interesantes, como por ejemplo la cata de los cinco principales tipos de vodka, clases para tocar la balalaika, aprender bailes típicos rusos, arte de doblar servilletas y alguna otra más. Por cierto, yo tuve que actuar en un "concierto de balalaika" en la fiesta de "los talentos del barco" y las mujeres lo hicieron bailando danzas típicas rusas que habían aprendido.


También fueron entretenidos y agradables los largos ratos que pasamos los cuatro jugando a las cartas en el bar cuando la lluvia no permitía hacer otra cosa o cuando Javier y yo, ya de madrugada y antes de retirarnos a dormir, observábamos desde la cubierta de proa si el barco pasaba entre las boyas iluminadas que marcaban su rumbo ..... o las esclusas, que fueron unas pocas: 19 en todo el trayecto.












Como ya he dicho, todo ello en su conjunto ha hecho que este viaje me haya encantado.

2 comentarios:

Ligia dijo...

¡Qué pasada, José María! Ir en crucero (dicen) es otra historia y me imagino que todos esos detalles son los que hacen una delicia el viaje. Así que tocando la balalaika... y bailando folflore ruso. Mi hermano (ya llevamos varios años saliendo de viaje con él y mi cuñada) está soñando con un crucero desde hace tiempo, pero no sé cuándo podremos hacerlo. Abrazos

Javier dijo...

La verdad es que todo fue como relatas, lo pasamos realmente bien, y esos pequeños detalles son los que marcaron la diferencia.

Un abrazo