
Os voy a contar una historia que me narraron a mí hace unos días. Dice así:
Hace mucho tiempo, en un país llamado España, nació un monstruito al que llamaron Especulaciraptor, pero todos le conocen con el nombre de Especulación. Rápidamente creció y se hizo enorme; comenzó a reproducirse tanto y tanto, que hoy lo podemos encontrar en cualquier punto de ese país. Hay una especie que ha crecido más que las demás y que se ha reproducido de forma incontrolada: es el "Especulaciraptor Constructoris", que se le conoce como Especulación de la Construcción. Algunos humanos adoptaron a estos monstruitos y gracias a ellos han logrado hacerse muy, muy ricos. A estos humanos se les llama especuladores y se han dedicado a construir muchas, muchísimas casas que otros humanos compraban para hacer cosas tan raras como blanquear dinero, invertir, especular, etc. Dicen que algunos de los compradores, tenían que estar pagando la casa casi toda su vida; eso tiene un nombre muy raro: lo llaman hipoteca.
Pero resulta que llegó un día en que los compradores no tenían dinero para comprar las casas y los especuladores no las podían vender y por lo tanto no podían hacerse tan ricos como pensaban.
-- ¿Qué podemos hacer ? -- decían. Pensaron y pensaron hasta que un día se les ocurrió una gran idea: con toda su jeta, dijeron a los que mandaban en el país que utilizasen las casas como viviendas sociales (que cuestan menos dinero a los que las compran) y de esa manera las podrían vender y hacerse ricos como tenían planeado.
No son tontos, los especuladores. Pretendían conseguir el dinero y hacerse ricos con los impuestos que pagan todos los humanos de ese país; o sea, que casi todos los ciudadanos contribuirían para que unos pocos se hicieran ricos.
Yo no sé cómo acabó la historia. Cuentan que los de ese país son unos "quijotes", así es que no me extraña que los especuladures se saliesen con la suya.
Yo tan solo os narro la historia, pero creo que esa actitud es indignante; tanto por parte de los especuladores por plantearla como por parte de los que mandan, no ya por aceptarla sino por tan solo atenderla.
Y a mí que esta historia me suena como si fuera real. ¿Y a tí?.