Todos somos conscientes de que la muerte, además
de ser ineludible, es el último acto de
la vida. La vida y la muerte son el extremo de una
misma cuerda.
La muerte siempre golpea con dureza y más aún
si cabe, cuando descarga su guadaña sobre seres que amamos. No hace
distinciones; le da igual llevarse por delante a un anciano que ha vivido
muchos años que a un ser en plena
juventud; quizás por eso a veces nos parece injusta.
Mi amiga Juani está pasando por unos de los
momentos más difíciles de su vida. Su hermana, una de las personas que más ha
querido en esta vida, decidió marcharse de este mundo antes de tiempo.Y si bien
era algo esperado, no por eso deja de ser menos doloroso.
Amiga Juani: sabes que, aunque te cueste
asimilarlo, la muerte ha sido un descanso para M. Carmen; se acabaron los
sufrimientos que a lo largo de tanto tiempo la acompañaron.
Para los que nos quedamos, la vida ha de
seguir. Sé que cuentas con el apoyo de todos los tuyos; yo también te ofrezco
el mío y con un abrazo darte ánimos para superar este doloroso trance.
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