Ha sido una semana de estancia en Marrakech. Confieso que esperaba una ciudad más monumental, aunque tiene algunos edificios sensacionales como el Museo de Marrakech, la Madraza del Ben Youssef, el Palacio de la Bahia, las Tumbas Saadíes o la Mezquita de la Koutoubia.
En la ciudad antigua o Medina es donde se saborea el cotidiano ajetreo de sus habitantes y de forma especial en las callejuelas de los zocos. Allí se mezclan las gentes y los idiomas; se perciben los agradables aromas de las especias o los nauseabundos olores de los curtidos; destacan los colores de los tejidos o de las madejas de hilo; deslumbra el brillo de los collares o pulseras de oro; atrae el labrado de la plata o la decoración de la cerámica...
Innumerables motos, que hacen sonar incesantemente sus claxons, circulan en todas direcciones; peatones y motoristas se esquivan entre sí: ni siquiera se tocan. Yo lo califico como "caos 0rganizado".
Las fechas coinciden con el mes de Rabadan y cuando a las 7 de la tarde los muecines y las sirenas pregonan el fin del ayuno; la ciudad durante una hora se paraliza por completo; las calles se quedan vacías; pero a partir de las 8, vuelve la animación que comienza acudiendo en masa a las mezquitas para la oración especialmente a la mezquita de la Koutoubia; poco a poco la ciudad renace y recobra el bullicio hasta la madrugada.
Sin duda alguna, el enclave más interesante de Marrakech es la plaza de Jemaa El Fna; una enorme plaza sin valor arquitectónico alguno, pero donde siempre hay movimiento; pero es a partir de la puesta del sol, después de la oración, cuando cobra una vida y una animación indescriptible. Allí se montan restaurantes al aire libre donde degustar cordero o pollo a la brasa, pescado frito, brochetas, harira, caracoles, .... el humo invade la plaza y los olores a carne asada y a fritura invaden el aire; hay carromatos que venden zumos de naranja recién exprimido; otros con variedad de frutos secos artísticamente presentados; otros que ofrecen caracoles hervidos; sacamuelas, encantadores de serpientes, tatuadoras de henna, cuenta cuentos, grupos de músicos, domadores de monos, aguadores con sus vistosos trajes haciendo sonar su campanilla... impresionante. Contemplar la plaza desde una de las terrazas de los restaurantes que bordean la plaza, es todo un espectáculo.
Una actividad que vale la pena realizar en Marrakech es dar un paseo en calesa por la ciudad nueva o Guéliz, haciendo una parada obligatoria en el jardín Majorelle; vale la pena visitarlo aunque haya que pagar 30 dirhans (3 euros) para entrar.
Una excursión que recomiendo, es acercarse al valle de Ourika en las estribaciones del Atlas a unos 70 Km. de Marrakech, para contemplar los pueblecitos de adobe, del mismo color que el suelo de la ladera de la montaña donde se ubican; es zona berebere y por tanto hay que conocer cómo es una casa berebere por dentro.
Una noche hay que asistir a una cena-espectáculo; quizás el mejor sitio sea el lugar denominado Chez-Alí; un enorme y lujoso complejo a 7 Km. de la ciudad; la cena, que se sirve en unas enormes y sofisticadas carpas, se compone de "jarira", cordero al horno, cus-cús, dulces y fruta, sin olvidar el té a la menta; durante la cena actúan diversos grupos de música y baile de las diferentes zonas del país; después, en un espacio al aire libre se ofrece el espectáculo: malabaristas con fuego, danza del vientre, caballos cuyos jinetes hacen arriesgadas acrobacias y pólvora.
Como alojamiento, recomiendo un "Riad"; son palacetes que se han reconvertido en hotelitos; por fuera, la entrada suele ser austera, pero una vez se atraviesa el umbral, lo que se encuentra es precioso, tranquilo, relajante. En la planta baja, alrededor de un patio en el que suele haber un estanque con agua (mini-piscina) o jardín con flores, se encuentran las zonas comunes como el comedor, sala de TV y en las superiores las habitaciones entre 8 y 10. Es la alternativa al hotel: los riad son tranquilos, limpios, bonitos y céntricos.
Si además tienes la suerte de ser acompañado de una guía simpática que explica con detalle y con la sonrisa en los labios, no sólo los edificios que se visitan sino cualquier tema que te pueda interesar sobre la cultura del país, puedo asegurar que es un viaje que ha valido la pena realizar.
Permitidme que, si vais Marrakech, os recomiende el Riad "Les Hibiscus" que se encuentra en esta dirección: 17 Derb Sidi Ben Aissa a 3 minutos de la plaza Jemaa El Fna; el chulísimo y supertranquilo y sobre todo, el personal, como de la familia.
Para conocer bien la ciudad y la cultura marroquí, no dudeis en poneros en contacto con esta guía; quedareis encantados:
Nabila Montacer E-Mail: montacer_82@yahoo.fr Tlf. +212610396081
Os dejo este pequeño álbum de fotos.
En la ciudad antigua o Medina es donde se saborea el cotidiano ajetreo de sus habitantes y de forma especial en las callejuelas de los zocos. Allí se mezclan las gentes y los idiomas; se perciben los agradables aromas de las especias o los nauseabundos olores de los curtidos; destacan los colores de los tejidos o de las madejas de hilo; deslumbra el brillo de los collares o pulseras de oro; atrae el labrado de la plata o la decoración de la cerámica...
Innumerables motos, que hacen sonar incesantemente sus claxons, circulan en todas direcciones; peatones y motoristas se esquivan entre sí: ni siquiera se tocan. Yo lo califico como "caos 0rganizado".
Las fechas coinciden con el mes de Rabadan y cuando a las 7 de la tarde los muecines y las sirenas pregonan el fin del ayuno; la ciudad durante una hora se paraliza por completo; las calles se quedan vacías; pero a partir de las 8, vuelve la animación que comienza acudiendo en masa a las mezquitas para la oración especialmente a la mezquita de la Koutoubia; poco a poco la ciudad renace y recobra el bullicio hasta la madrugada.
Sin duda alguna, el enclave más interesante de Marrakech es la plaza de Jemaa El Fna; una enorme plaza sin valor arquitectónico alguno, pero donde siempre hay movimiento; pero es a partir de la puesta del sol, después de la oración, cuando cobra una vida y una animación indescriptible. Allí se montan restaurantes al aire libre donde degustar cordero o pollo a la brasa, pescado frito, brochetas, harira, caracoles, .... el humo invade la plaza y los olores a carne asada y a fritura invaden el aire; hay carromatos que venden zumos de naranja recién exprimido; otros con variedad de frutos secos artísticamente presentados; otros que ofrecen caracoles hervidos; sacamuelas, encantadores de serpientes, tatuadoras de henna, cuenta cuentos, grupos de músicos, domadores de monos, aguadores con sus vistosos trajes haciendo sonar su campanilla... impresionante. Contemplar la plaza desde una de las terrazas de los restaurantes que bordean la plaza, es todo un espectáculo.
Una actividad que vale la pena realizar en Marrakech es dar un paseo en calesa por la ciudad nueva o Guéliz, haciendo una parada obligatoria en el jardín Majorelle; vale la pena visitarlo aunque haya que pagar 30 dirhans (3 euros) para entrar.
Una excursión que recomiendo, es acercarse al valle de Ourika en las estribaciones del Atlas a unos 70 Km. de Marrakech, para contemplar los pueblecitos de adobe, del mismo color que el suelo de la ladera de la montaña donde se ubican; es zona berebere y por tanto hay que conocer cómo es una casa berebere por dentro.
Una noche hay que asistir a una cena-espectáculo; quizás el mejor sitio sea el lugar denominado Chez-Alí; un enorme y lujoso complejo a 7 Km. de la ciudad; la cena, que se sirve en unas enormes y sofisticadas carpas, se compone de "jarira", cordero al horno, cus-cús, dulces y fruta, sin olvidar el té a la menta; durante la cena actúan diversos grupos de música y baile de las diferentes zonas del país; después, en un espacio al aire libre se ofrece el espectáculo: malabaristas con fuego, danza del vientre, caballos cuyos jinetes hacen arriesgadas acrobacias y pólvora.
Como alojamiento, recomiendo un "Riad"; son palacetes que se han reconvertido en hotelitos; por fuera, la entrada suele ser austera, pero una vez se atraviesa el umbral, lo que se encuentra es precioso, tranquilo, relajante. En la planta baja, alrededor de un patio en el que suele haber un estanque con agua (mini-piscina) o jardín con flores, se encuentran las zonas comunes como el comedor, sala de TV y en las superiores las habitaciones entre 8 y 10. Es la alternativa al hotel: los riad son tranquilos, limpios, bonitos y céntricos.
Si además tienes la suerte de ser acompañado de una guía simpática que explica con detalle y con la sonrisa en los labios, no sólo los edificios que se visitan sino cualquier tema que te pueda interesar sobre la cultura del país, puedo asegurar que es un viaje que ha valido la pena realizar.
Permitidme que, si vais Marrakech, os recomiende el Riad "Les Hibiscus" que se encuentra en esta dirección: 17 Derb Sidi Ben Aissa a 3 minutos de la plaza Jemaa El Fna; el chulísimo y supertranquilo y sobre todo, el personal, como de la familia.
Para conocer bien la ciudad y la cultura marroquí, no dudeis en poneros en contacto con esta guía; quedareis encantados:
Nabila Montacer E-Mail: montacer_82@yahoo.fr Tlf. +212610396081
Os dejo este pequeño álbum de fotos.
7 comentarios:
Hola Mari Carmen. Te enviaré con email un posible programa para dos dias de estancia en Marrakech segun la experiencia vivida.
La guia habla castellano perfectamente. Yo sigo en contacto con ella y si quieres la comento que os pondreis en contacto.
Un beso
Preciosas las fotos. ¡Cómo disfrutas! Tomaré nota por si algún día se me ocurre ir. Abrazos
Jose Maria, que interesante l o que cuentas de tu viaje.
Las fotos chulisimas!!
Un abrazo para tí y tu mujer
Me alegro enormemente el encontrar te de vuelta y observar y admirar las fantasticas vacaciones vividas me guardo la guia por si voy con mi familia alguna vez a Marrakech.
Un fuerte abrazo
Hola Jose Maria, veo que estas que lo rompes, viajando y viviendo la vida estupendamente en un lugar tan bonito como el que nos señalas.
Feliz semana.
Besos
También yo esperaba una ciudad más monumental, y resulto ser un poco "hotelera", sobre todo por ciertas zonas.
Y me llamó mucho la atención ese "caos organizado" del que hablas; cada uno cruzaba por donde quería y cuando quería y por raro que parezca no vi ningún accidente.
Un abrazo
Hola Jose Mª.
Lindo viaje, pero me gusta mas ÁVILA...jajaja...a parte de enviarte un saludo, comunicarte, que mi Blog, ya está en marcha...
Un saludo.
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